“Afganistán: diario de un soldado” Entrevista I

Publicado el 27 mayo 2016 por Chema Rubio @ChemaRubioV

EL DIARIO DE GUERRA DE UN POETA

Las guerras no tienen perdón para quienes las hacen, ni sentido para quienes las sufren, y es el dolor que se extiende tan rápido como la misma muerte lo que permanece. Eso nos viene a Heminguey en “Adiós a las Armas” hace más de medio siglo, según recuerdo.
Uno piensa en lo que fue el mandar tropas a Afganistán cuando gobernada Felipe González y no quiere. Le cuesta trabajo pensar en que hubiera ido a alguna de las manifestaciones en contra de la guerra. Por pura cobardía mental, quisiera pensar. Porque al pensarlo un momento, tranquilo, ve claramente que se opuso con todas sus fuerzas, pero claro no eran muchas, por aquellos días, ya empezaba otra crisis económica o de identidad personal, que a saber porqué se juntan tanto las crisis en el ser que se quiere humano. Recuerdo cuando la manifestación era Poemas contra la guerra. El conflicto iraquí data de medio siglo más o menos, Irak e Irán, Rusia y EEUU luchan entre sí, unos a cara descubierta, los estados árabes, y las dos  superpotencias en las casas burdel de la alta política como diría el  vallisoletano Francisco Umbral, mientras el camarero del Hotel Palace cree decidir si llevarle una tortilla francesa al bar americano o seguir con el protocolo que dice que hasta las 12 horas, no se sirve ni a nadie, que escriba nada, ni de política, ni de dios, ni de la guerra.           Y ya que hemos hablado de un Nobel norteamericano, un castellano más personaje nolevesco que novelístico, ahora toca el turno al escritor afgano Atiq Rahimi  premio Goncourt, quien hablando con la periodista libanesa Joumana Haddad, en la Alhambra, sobre su  novela «La piedra de la paciencia» nos deja su manera de entender la creación artística. «Escribo para poder rodar películas y hago películas para escribir».  Pero todo esto es literatura. Pero nosotros queremos algo más. Algo que nos sea más próximo, no por patriotas, por vivir en la misma España, si acaso más, queremos ese plus, ese algo más. Quizás porque ambos buscamos en la belleza de las cosas la poesía que se da y se queda en el vientre del mundo, en el vientre de la madre. Aquello que nos será legado, por revelación y misterio, o por el cansancio atroz de las horas. En este caso queremos la poesía  de una persona, que además es militar de profesión, guanche por parte de madre y sierraleonés de parte del padre.