El fin de semana pasado mis amigas Ch y N me acompañaron a comprarme una americana. N me dijo que habían salido unas tipo jersey perfectas para alguien que no se atreve todavía a ponerse una. Una especie de americana transición. No entiendo de moda, pero creo que sé de lo que habla. La americana, como una corbata o una pajarita, es una pieza de ropa cargada de significado. No importa que abrigue, la cuestión es que vista y comunique. En realidad toda la ropa lo hace, por eso, para el que no se ha puesto nunca una americana (no es mi caso, ya le he cogido el gustillo y estoy deseando que haya una excusa para ponérmela) resulta un paso difícil. Un salto.
Los gremios profesionales se visten de una manera u otra, no estoy descubriendo nada nuevo. El de los educadores sociales tiene, como cualquier otro, sus prejuicios con la ropa. Recuerdo, hace más de veinte años -oh, my good!-, en el primer centro de menores donde trabajé, que el equipo empezó a mirar con malos ojos a una educadora recién incorporada porque vestía más o menos bien. La pedagogía obtusa de entonces -social, eso sí- defendía que para trabajar con pobres había que vestirse de pobres. Eran tiempos de la hostia pedagógica y la pedagogía de la vida cotidiana y la educación social era una cuestión marginal, como su ropa. Afortunadamente la cosa ha cambiado y hoy, cuando entro a clase en primero de educación social, las alumnas (la mayoría son mujeres) visten más o menos como les da la gana. Homologables a cualquier joven de su edad de cualquier carrera en cualquier universidad pública.Han cambiado las costumbres, pero algunos prejuicios se mantienen. Todavía recuerdo que en el último Congreso de Educación social, en Valencia, hace dos días, muchos comentaban entre pasillos o en Twitter que había demasiadas corbatas en el acto inaugural. Los prejuicios sobre el vestir han cogido un nuevo impulso y ahora se han trasladado a la política. Cierta izquierda (en esto del vestir la izquierda siempre ha tenido muchos más prejuicios que la derecha, aunque se diga lo contrario) quiere vender el mensaje populista de que el traje chaqueta es sinónimo de corrupto y que lo limpio y puro es la camiseta con mensaje. Corre un vídeo de la CUP por youtube que es muy ilustrativo. Yo lo que creo es que con esa política de efectos en la que algunos partidos están cayendo hacen lo mismo que han criticado siempre de la política clásica. Al final nos acabamos fijando en la camiseta y no en el mensaje. A lo mejor es que la nueva política, la política rabiosamente joven, esa que tiene que acabar con las casta y con lo antiguo es pura política de imagen. Vieja.
Total, que me probé la americana jersey pero parecía que había salido de la ducha con el albornoz. Nada que ver con la americana con la que hice mi última charla, en Terrassa y que, como podéis ver en el vídeo de arriba, me quedaba como un guante.
Vídeo: IV Jornada "El procés d'acompanyament amb adolescents en medi obert". 13 de maig de 2015, Terrassa. http://factorialossanchez.blogspot.com