Revista Talentos

Agradeces

Publicado el 03 febrero 2016 por Aidadelpozo

Siempre pensé que la magia no iba a regresar.

Sentía en mi corazón

que los trenes por mi estación

no volverían a pasar.

Trenes de esperanza, de sonrisas y miel,

de abrazos y sensaciones

que el corazón anhelaba recuperar.

Sensaciones que te da

a tu boca un polo de menta,

a tus ojos un paisaje,

a tus manos el tacto una manta,

a tu olfato el perfume de una flor.

Mis soles se habían apagado,

mis princesas habían sido heridas

por lo que más hiere: no entender.

Llorábamos todas

por mis promesas no cumplidas,

por nublar su niñez con cristales rotos,

con rupturas y miedos,

son insomnios.

Decepción...

Quise apegarme a lo que ya no estaba

pues mi alma fingía

que podría sostenerse en pie

aun a costa de vivir en una jaula.

Y en esta espera sin caminar,

sin camino,

sin viaje alguno,

ni idas ni vueltas,

imposible,

inerte,

vacía,

gris,

deseosa yo,

ellas,

la casa,

la vida,

los días que pasan

y se dejan pasar,

anhelante mi piel,

mi alma,

mi corazón

por regresar a mí,

por sentir la brisa,

por devolver la paz que arrebaté sin querer,

creí que todo era un mal sueño

y que pasaría sin tener que hacer nada,

solo con abrir los ojos y respirar.

Y así aplacé mi vida,

mis sueños,

mi reloj y el de ellas,

que aún iba pegado al mío...

Y, de pronto,

llegan las olas,

el mar,

la lluvia

y el olor a tierra mojada.

Llega todo,

así,

como llegan las cosas,

por casualidad.

Quizás es la pieza que faltaba

de ese puzzle

al que se le perdieron tantas

por mi culpa,

por mi no culpa,

por qué se yo.

Y es que quizás la vida

esa que al mismo tiempo

te acaricia,

te enamora,

te hace cantar y bailar

descalza bajo la lluvia,

también te arrastra,

te golpea,

te voltea,

te envuelve

y desenvuelve,

te hace llorar,

maldecir

y gritar...

Esa, esa que amas y odias

a partes iguales,

te bendice con

el sol.

Y se disipan las nubes,

y el cielo se llena de mil colores

de mariposas,

de nubes con formas

y huele a limpio

¡y descubres que sabes sonreír!

Agradeces no haberte rendido,

y descubres que tu alma

sigue donde estaba,

que se despereza,

que se deshiela,

y sabes que dejará de llorar,

que, que, que...

Agradeces que regrese la luz.

Agradeces las casualidades,

agradeces...

AGRADECES

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