Siempre pensé que la magia no iba a regresar.
Sentía en mi corazón
que los trenes por mi estación
no volverían a pasar.
Trenes de esperanza, de sonrisas y miel,
de abrazos y sensaciones
que el corazón anhelaba recuperar.
Sensaciones que te da
a tu boca un polo de menta,
a tus ojos un paisaje,
a tus manos el tacto una manta,
a tu olfato el perfume de una flor.
Mis soles se habían apagado,
mis princesas habían sido heridas
por lo que más hiere: no entender.
Llorábamos todas
por mis promesas no cumplidas,
por nublar su niñez con cristales rotos,
con rupturas y miedos,
son insomnios.
Decepción...
Quise apegarme a lo que ya no estaba
pues mi alma fingía
que podría sostenerse en pie
aun a costa de vivir en una jaula.
Y en esta espera sin caminar,
sin camino,
sin viaje alguno,
ni idas ni vueltas,
imposible,
inerte,
vacía,
gris,
deseosa yo,
ellas,
la casa,
la vida,
los días que pasan
y se dejan pasar,
anhelante mi piel,
mi alma,
mi corazón
por regresar a mí,
por sentir la brisa,
por devolver la paz que arrebaté sin querer,
creí que todo era un mal sueño
y que pasaría sin tener que hacer nada,
solo con abrir los ojos y respirar.
Y así aplacé mi vida,
mis sueños,
mi reloj y el de ellas,
que aún iba pegado al mío...
Y, de pronto,
llegan las olas,
el mar,
la lluvia
y el olor a tierra mojada.
Llega todo,
así,
como llegan las cosas,
por casualidad.
Quizás es la pieza que faltaba
de ese puzzle
al que se le perdieron tantas
por mi culpa,
por mi no culpa,
por qué se yo.
Y es que quizás la vida
esa que al mismo tiempo
te acaricia,
te enamora,
te hace cantar y bailar
descalza bajo la lluvia,
también te arrastra,
te golpea,
te voltea,
te envuelve
y desenvuelve,
te hace llorar,
maldecir
y gritar...
Esa, esa que amas y odias
a partes iguales,
te bendice con
el sol.
Y se disipan las nubes,
y el cielo se llena de mil colores
de mariposas,
de nubes con formas
y huele a limpio
¡y descubres que sabes sonreír!
Agradeces no haberte rendido,
y descubres que tu alma
sigue donde estaba,
que se despereza,
que se deshiela,
y sabes que dejará de llorar,
que, que, que...
Agradeces que regrese la luz.
Agradeces las casualidades,
agradeces...