Agua salada

Como ser omnímodo la contemplaba llorar…
Ella se encontraba sentada en la banca del parque y me abandoné a la tentación
de descubrir el santo grial de su dolor.
Llora lágrimas tan saladas como las aguas del Mar Muerto así déjame suponerlo.
Lloraba como si lo hiciera por todas las lágrimas que tú y yo evitamos,
para no parecer humanos ante los humanos.
Lloraba como cuando descubrí que tenía corazón y que tengo una maldita debilidad: la pasión.
La pregunta que no me dejaba de hacer era: ¿por qué?,
Porqué tenemos por ojos, dos heridas que sangran agua transparente y salada,
dos vertientes del río llamado dolor,
dos nubes estratos que cargó la humedad del amor.
Lloraba tanto que quise arrancarle los ojos,
para convertir en el Sahara su rostro,
porque mi alma se ahogaba en el Atlántico de melancolía.
Me acerque a ella para observar detenidamente sus heridas, vertientes, nubes… ojos
e inmediatamente la abandoné, y eché a correr,
pues la más horrible imagen en sus ojos contemplé....
Exhausto en un parque descansé y agua transparente...salada desangré;
en sus ojos contemplé mi alma y lloré...lloré.
Quizá alguna vez en tu andar solitario me has observado
y el porqué de mi llanto te has preguntado,
y has concebido la idea de averiguarlo,
¡te lo advierto!, ¡no te acerques a hacerlo!,
quizá aún no estés preparado
para contemplar de tu alma el reflejo.
Daniela: Tengo muchooooo que leer para los trabajos del máster así que les cuento esta pequeña historia que escribí hace muchos años, tantos que creo que sólo había vivido una vida y no las cientos que llevo hasta hoy.
Hoy luego de tantas vidas lloro sin lágrimas, no creo que se me hayan agotado, pero es un licor sumamente preciado para derrarmarlo sin un motivo de fiesta... una cicatriz maravillosa en el alma del tatuador llamado VIDA.