Las mujeres oímos a menudo "
aguántate". En serio y en mal plan, de diferentes modos.En general, aprendemos a lidiar con el malestar físico sin dejar de cumplir con lo que asumimos como deber, mucho más que los hombres. Y "la costumbre se hace ley", dice mi abuela. La que no haga lo que las demás es mínimo señalada. "No aguanta nada", dicen sobre todo otras mujeres, antes de contar lo que sí aguantan ellas: las aguantadoras.
Hay múltiples "aguántate" en la violencia obstétrica. Quienes evitan esta violencia al grado de evitar el hospital, a veces porque ya pasaron por ella en un parto anterior, no están evitando poquita cosa, pero el mensaje del mundo es: "aguántate".
He leído varios comentarios en los que se da a entender que una mujer normal pone el bienestar de su criatura por encima de su comodidad, como crítica a las que deciden parir en casa. Según esta idea, quienes nos planteamos parir en casa queremos estar cómodas aún a costa de la suerte del hijo o la hija que viene. Como el embarazo es rete-cómodo, ahora no queremos incomodarnos.
Ojo que no estoy hablando de la conveniencia o la inconveniencia del parto en casa, que es otro tema, sino de este modo en que se juzga a las mujeres que se lo plantean y lo llevan a cabo. Se les juzga de varios modos: locas, irresponsables, tontas; yo ahora hablo solo de juzgarlas "cómodas". Aunque tal vez va implícito lo de "tontas"...
Cualquier mujer adulta con mínima inteligencia comprende la necesidad de vivir incomodidades: así es la vida. Sufrir violencia obstétrica no es pasar incomodidades, como cuando el día está caluroso o está frío, es sufrir violencia. Y si la mayoría anteponemos la seguridad de nuestras criaturas y nuestra propia seguridad a cualquier otra cosa, de modo que "mejor asegurar la vida aunque maltratados", qué patética situación y qué patética respuesta de la sociedad: "aguántate". Además, qué miserable no reconocer lo que han sufrido otras porque a mí no me pasó o porque me pasó y no me afectó -he de ser "aguantadora"-. Ojo que se puede concluir que es mala idea parir en casa sin minimizar la violencia obstétrica y en una lógica ajena al "aguántate".
A lo que voy es a que, en general, se minimizan los malestares, daños y sufrimientos de las mujeres y se les anima o se les empuja a aguantar. Ya se ven menos relaciones nefastas "por el bien de los hijos", pero sigue siendo común que las mujeres tengan buenos motivos para "aguantar" lo que estén pasando. Las que no aguantan son exageradas, delicadas, histéricas, brujas; malas.
"A Fulanita no se le puede decir nada". ¿Pero por qué se le podría decir "algo"? No será un elogio sincero lo que no acepta. Seguramente es algo fuera de lugar cuando no una falta de respeto. Pero líbrenos Dios de la respuesta tajante que merecen comentarios tipo "deberías bajarle a las harina porque al rato no te va a quedar nada". O que no nos libre. Que arda Troya de vez en cuando.
Silvia Parque