Agudeza (Christel Petitcollin)

Publicado el 15 mayo 2018 por Enrique.arbe @enriquearbe
Todo lo tienen en demasía: demasiadas ideas, demasiadas preguntas, demasiadas emociones... y encima son superlativos, aunque habría que decir "hiperlativos": hiperactivos, hipersensibles, hiperafectivos... Los supereficientes mentales viven los acontecimientos de su vida con una intensidad fuera de lo común. Lo que les afecta, en positivo o negativo, parece resonar en ellos como campanadas brutales. Incluso los incidentes menores pueden adquirir proporciones inéditas, particularmente si afectan a su sistema de valores. Percepciones, emociones, sensibilidad: todo se multiplica. De hecho, es el sistema sensorial y emocional lo que es hipersensible. Esta agudeza de la percepción es de tipo neurológico y empieza por la percepción de la propia realidad.Captamos la información a través de los cinco sentidos. Sabemos que hay gente un poco sorda o con mala visión. Sin embargo insistimos en que todo el mundo debe tener la misma percepción de la realidad. Evidentemente, es mentira. Cada cual tiene su particular forma de ver el mundo, que es subjetiva y única. Haz que diez personas visiten la misma habitación y luego hazles detallar lo que han percibido. Tendrás la impresión de que se han visto diez habitaciones diferentes.Así, cada cual habrá seleccionado una parte de la realidad como la más importante y digna de interés, pasando de puntillas por el resto de aspectos. De igual modo, cada persona atribuirá una relevancia especialmente intensa a las sensaciones recibidas. Quizás unas encuentren el entorno "un poco ruidoso", otras "muy ruidoso" y otras ni se habrán fijado en que hay ruidos. Cada cual selecciona una cantidad de información necesaria y suficiente para valorar el sitio. La sobreficiencia mental hace que se capten más informaciones que el resto de la gente y con una intensidad mucho más fuerte. A eso se le denomina hiperestesia. Si un supereficiente visita la mencionada habitación, recordará detalles que a la mayoría le habrán pasado inadvertidos y habrá reparado en ínfimas y anecdóticas particularidades sobre pequeñas cosas sin importancia que el resto del mundo consideraría accesorias.

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Pienso demasiado

Christel Petitcollin (Francia, 1968​​)
"¿Cabe pensar que ser inteligente puede hacer que una persona sufra y sea infeliz? Cuesta creerlo, sin embargo, en mi consulta, recibo mucha gente que se queja de pensar demasiado. Hombres y mujeres que sostienen que su mente no les da un respiro, ni siquiera de noche. Personas que están hartas de dudas, de preguntas, de tener una aguda conciencia de las cosas, de unos sentidos demasiado desarrollados a los que no se les escapa ningún detalle. Dichas personas querrían desconectar su mente, pero, sin duda, lo que más les hace sufrir es sentirse diferentes, incomprendidos y heridos por el mundo actual. Suelen concluir diciendo: «¡Yo no soy de este planeta!".