"Hermano mayor". Son chicos/as problemáticos, agresivos, sin motivaciones, rebeldes, a los que un experto en el tema les ayuda a ellos y a sus familias.
Lo dejamos un rato y me enganchó, aunque reconozco que acabé llorando y lo quitamos.
La agresividad de ese chico, su adicción a las drogas, su vida desestructurada, su dolor, su odio, su actitud, la impotencia y tristeza de su madre, al no poder controlar la situacion, al no saber como ayudar a su hijo.
Me vi a mi misma, hace 10, 12,13 años. Me vi a mi y vi a mi abuela.
Senti mucha lástima por ella, porque viendo a esa madre, comprendí que por su parte, tampoco fue fácil, aunque fuera consecuencia todo ello de la situación familiar que tenía y de la que ella también era y había sido siempre participe y en parte, culpable.
Al margen de esto, miraba a ese chico. Sus miedos y paranoias, eran las mías, su agresividad y sus palabras de odio eran las mías. Sus ganas de salir de todo eso y no encontrar la solución tambien me resultaron muy familiares.
Los golpes en las puertas, los insultos, las patadas, el huir constantemente de todo y de todos.
Pude recordar todo lo que yo sentía, y tambien pude, como si me desplazara en el tiempo y me ubicara en su mente, lo que sentía mi abuela.
Y me supo infinitamente mal, me sentí fatal. Y se que ella, en los cuatro meses que tuvo de vida desde que le diagnosticaron la enfermedad, me decía una y otra vez: "nos lo perdonamos todo, ¿te parece? que yo se que para ti no ha sido fácil, no te lo hemos puesto fácil".
Nunca olvidaré esas palabras. De hecho las estoy escribiendo y se me saltan las lágrimas.
¡Y no estoy triste!, me alegro mucho de haberla cuidado tanto, de que sus últimos meses fueran con el menor sufrimiento posible y con todo mi amor y cariño. Porque siento que esos cuatro meses últimos que vivimos más unidas de lo que ya de por si estábamos, fueron como una reconciliación por parte de las dos, al menos por mi parte, recompensándola un poco de lo que le había hecho pasar con mis comportamientos.