Dos formas:
Gastar menos:
Elige un área no esencial y elimina sus gastos. Es fácil de implementar; basta con que se tenga el poder y la voluntad para ello. Esta política es atroz para los que no tienen el poder para defenderse, si el político que lo aplica es pusilánime y se deja guiar por aquellos que tienen fuerza.
Donde pone político, póngase también jefe, maestro o incluso a uno mismo.
Incrementar la eficiencia: Esto supone identificar los despilfarros, las corrupciones y el trabajo mal hecho. El primero se elimina, la segunda se reprime, la tercera se corrige. Su implementación es complicada y exige esfuerzo, pero es la única esperanza para aquellos que no tienen fuerza.
Ambas son necesarias siempre desde la economía nacional a la individual; pero guárdate de los que ponen el acento en la primera.