Conforme nos íbamos acercando allí se me agolpaban un montón de recuerdos de mi infancia. Mi familia ha pasado muchas vacaciones de Pascua en Aigües.
Un matrimonio, amigo de mis padres, tenía allí una casa. En realidad era la casa de los abuelos, una casa de tres plantas con patio y trastero que estaba en medio de una pendiente enooorme. Sólo hacía falta salir de la casa y ya estábamos en medio de los bancales.
La iglesia de San Francisco.
Muchas veces nos juntábamos varias familias en la casa a pasar unos días. Al final éramos ocho, diez, doce niños que nos pasábamos el día corriendo entre margaritas tan altas como nosotros, tirándonos por la enorme pendiente con las bicis (donde más de una vez acabamos despatarrados en el bancal de en frente porque ni frenábamos ni girábamos giramos a tiempo al final de la cuesta), paseando por el río mientras buscábamos renacuajos o comiéndonos la mona en un garrofero que había cerca de la casa al que un rayo había partido por la mitad.
La verdad es que lo pasábamos genial, todo el día en la calle en un pequeño pueblo donde todos se conocían y donde no había mayor peligro que las consecuencias de caerse de lo alto de un árbol. Así que cómo comprenderéis me pasé la tarde envuelta en la nostalgia, contándole al papi y a mis peques mil y una anécdotas de mis vacaciones.
El parque con columpios.
Pero claro, mientras paseábamos me di cuenta de cuanto a cambiado el pueblo en 20 años. Aunque la plaza de la iglesia sigue estando donde siempre y el bar de la esquina aun está abierto, Aigües ha crecido mucho. Y eso es bueno. Se ha modernizado mucho pero sigue siendo muy tranquilo.
Hay un bonito parque a la entrada del pueblo con sus banquitos, una fuente y unos columpios donde los enanos disfrutaron un buen rato. El parque está justo en frente de Las Escuelas. Allí se sigue dando clase a los niños de la localidad, aunque conservan el edificio original que es de 1.926, creo.
Las escuelas.
Después de jugar un ratito subimos a ver “La Torre de Aigües”. Se trata de la torre del homenaje de una fortaleza que guardaba la población. Está situada dentro del casco urbano, sobre una loma del barrio de la Torreta. Lamentablemente, esta torre de planta cuadrangular es el único resto bien conservado que queda. Creo que data del S. XIV o XV y fue declarada Bien de Interés Cultural en 1.986.
La Torre de Aigües.
Junto a la torre hay un mirador con unos bancos desde donde se puede observar una preciosa vista de Aigües, de las montañas que la rodean y hasta del mar mediterráneo que está muy cerca. En días muy claros llega a verse la playa de Muchavista perfectamente, e incluso hasta el cabo de Santa Pola.
El mirador que hay junto a la torre.
Bajamos la pequeña cuesta y paseando, paseando nos acercamos a la plaza de la iglesia. Allí está la parroquia de San Francisco de Asís, de 1.755. Antes, la plaza, tenía unos arboles enooormes, pero supongo que debieron enfermar o algo porque ya no están. Directamente en el tronco de uno de ellos han tallado una silla chulísima. Supongo que para mantener ese recuerdo. Junto a la silla hay una fuente de agua potable.
La silla de la plaza de la iglesia, tallada del tronco de un árbol.
Otro lugar muy conocido, que merece una visita aparte, es el Preventorio.
- Advierto: Este lugar no es recomendable para ir con peques. O si van han de estar muy vigilados y no soltarlos de la mano, ya que está en ruinas y puede ser peligroso.
Yo, cómo seguramente la mayoría de adolescentes de la zona, en nuestras distintas generaciones, también he recorrido sus pasillos vacíos y ruinosos. Y no he visto ningún fantasma, aunque he de reconocer que solo he ido de día. Jejeje
La playa de Muchavista desde Aigües de Busot. La pena es que estaba nublado y atardeciendo.
Ya estaba anocheciendo y debíamos marcharnos, así que no nos dio tiempo de ver el tradicional lavadero ni tampoco de acercarme a esa casa donde pasé tantas noches viendo quemarse los troncos en la chimenea. Tengo que volver a ver si la casa sigue en pie. Aún recuerdo a Loreto (la abuela), que en paz descanse, gritándonos a toda la chiquillería:
- “No vos arrimeu tant al foc que vos posareu malalts.” (No os acerqueis tanto al fuego que os pondréis malos)
¿Queréis ver más fotos? Os he dejado unas cuantas más aquí.