Caen de los minaretes
como vestigios de un oráculo
versos carnosos
ósculos consagrados al deseo
qué saliban las metáforas
de lo más interno del ser.
Obseva mi boca
encabalga
montículos
inesperados
paraísos
impenetrables
atrapados por la elipsis
qué se detiene ante el lunar.
¿Notas el aliento
el roce de las palabras?
erizan los sentidos
excitan lo imprevisible
elevan
al tono más alto.
Pero tú me has desnudado.
Begoña M. Bermejo.