Una de esas películas ineludibles del cine negro, rozando la cumbre del género. Walsh nos muestra como a partir de un guión soberbio se hace una de las obras maestras del cine, dotada de una fuerza y ritmo sostenido, la acción no decae un segundo imprimiendo una contundencia fílmica que nos obliga a estar fijados a la pantalla y que solo los grandes son capaces de proporcionar a sus películas.
Mucho mérito hay que darle al magnifico texto original de Virginia Kellogg adaptada por Ivan Goff y Ben Roberts, pero si bien se cumple la máxima de que un buen guión no hay director que lo estropee y un mal guión no hay director que lo salve, lo que más me sorprende en el caso de Walsh es la facilidad que tiene para contar las cosas con tan pocos planos, su síntesis cinematográfica en definitiva, solo John Ford es el capaz de superarle en este aspecto. El guión tiene todos los elementos clásicos del cine de robos, atracos o golpes y que en la época se denominaba como “heist films”. El gangster cabecilla de la banda con trasfondo psicótico (trauma infantil incluido), la mujer fatal y un elemento añadido en este caso la figura de la madre protectora e influyente que endiosa las tropelías de su hijo.
Cody Jarret el gangster malo entre los malos, capaz de tirar al suelo a un hombre con solo un golpe con su mano en la nuca, está interpretado soberbiamente por James Cagney posiblemente en el mejor papel de su historia. Entre el elenco de secundarios aparece su amante Verna, a la que dio vida Virgina Mayo que da una excelente replica a Cagney. Mención aparte merece Margaret Wycherly que interpreta a la madre del gangster.
Entre los aspectos técnicos de esta obra maestra caben destacar la magnífica fotografía con una conjunción de blancos y negros, matizando brillos a conciencia como las joyas, el satén del vestido de Verna). Música de Max Steiner ceremoniosa con acordes suntuosos influenciados por Wagner, sencillamente magistral.
J.Toro.
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Publicado el 04 febrero 2010 por GcpgTambién podría interesarte :