A Los Sánchez la inspiración casi siempre nos pilla trabajando. Suele ser en torno a una mesa, o un sofá, una comida y unas cervezas. El campo base está en Benicarló. Es cierto que divagamos sobre libros, el último sobre la biografía de Kapuscinski, o sobre pelis. Pero no se engañen, estamos trabajando. Sabemos que en medio de una conversación, caminando a casa desde el centro, con El País bajo el brazo, saldrá una idea que en ese momento nos parecerá la hostia.
En nuestro proceso de creación copiamos lo que podemos del método emergente de Els Joglars, una compañía referente para nosotros. Lo primero es el tema, luego ir recogiendo material: noticias, ideas, referencias, conversaciones, lecturas. En bruto. Con todo eso se va construyendo un texto que luego también se irá transformando en los ensayos. Si todo va como está previsto, estrenaremos la nueva obra en mayo o junio del 2011. Se va a llamar Alaska 2099 (aunque en un proceso de creación de este tipo nunca se sabe). Es la segunda parte de Educador social en Alaska. Esta vez la cosa va de unos servicios sociales en el 2099. Una tarde de vinos, pelis, libros y conversaciones en Benicarló, es decir, trabajando, mientras sonaba la banda sonora inconfundible de Blade Runner, lo decidimos. No vamos a jugar a adivinar el futuro, pero vamos a jugar. Además, nos va de muerte que estemos en una época en la que lo virtual haya irrumpido tan a lo bestia: el 2.0, wikileaks, las redes sociales. Con todos los miedos, pasiones e incertidumbres que trae consigo.Rafa me comentaba el sábado que le gusta la sensación de que no nos repetimos. El Candidato, El hombre que intentó cruzar el Titicaca y Educador social en Alaska quizás tengan una especie de sello Sánchez (vaya usted a saber), pero no se parecen ni en la temática ni en el tratamiento. Alaska 2099 también pinta muy diferente. Va a tener muy poco de realista. Va a ser más Ridley Scott que Ken Loach. La pequeña maquinaria de Los Sánchez se pone de nuevo en marcha, quién sabe hacía dónde.