El Castillo de Albánchez de Mágina desde el Pueblo.
El acceso al Castillo, escaleras empinadas y mucha fé.
Un acto de Fé, sostenerse durante siglos sobre el risco.
Siglos de piedra puesta por humanos para defender el risco.
El Castillo de Albánchez desde el bastión externo inferior.
La primera fortaleza circundaba todo el risco y de la misma se conservan algunos lienzos de la muralla primigénea. Sería construida dicha muralla en el siglo XI, si bien el castillo sería una obra de contrapunto a otro castillo, el del rebelde Ibn al Saliya. Dicho personaje sería el responsable de otro castillo más cercano a la población y del cual no quedan más restos que la memoria ancestral. Su posición elevada y arriscada aumentaban exponencialmente la defensa que presenta tan pequeño recinto.
El Bastión Inferior se asuma al pueblo que nació de él.
Algunos riscos circundan la fortaleza medieval cómo antiguos vigías.
El Castillo no se diferencia de la piedra sobre la que se sostiene.
Las escaleras que ascienden desde el bastión inferior a la Fortaleza.
El acceso al recinto principal es un pequeño portón en Piedra.
Esta pequeña fortaleza se mantuvo bajo el Señoría de Jodar hasta el año del Señor mil trescientos treinta y ocho en que se vendió a la Ciudad de Úbeda, nombre que mantuvo Albánchez en su toponímia hasta hace unos pocos años por Ruy Fernández. castillo perteneció al Señorío de Jódar hasta 1338, fecha en la que Ruy Fernández de Jódar lo vendió a Úbeda. El castillo, junto al de Bedmar, cercano y que se puede vislumbrar desde su almenas, pasó a ser posesión de la Encomienda de Santiago. Su importantica estratégica era evidente, tanto por la imponente visión de la Campiña, cómo su control del río Garciez, sin olvidar el importante control de las zonas encastilladas de Sierra Mágina.
El Aznaitin desde el Patio de Armas de la fortaleza.
Murallas que protegian remotos riscos y montañas.
El Castillo con el acceso al aljibe para recoger el agua de Lluvia.
Albánchez y el amplio territorio que dominaba el Castillo desde sus almenas.
Grieta a través de la cual se accede al Castillo.
El pequeño Castillo que hoy podemos contemplar en mampostería sobre la peña de la Sierra de los Castillejos tiene poco de árabe siendo una obra de la ingeniería militar cristiana del siglo XIV. Es un pequeño Castillo constituido por dos cuerpos abiertos en torno a un pequeño patio de armas. Bajo el cuerpo más bajo se aposenta un aljibe destinado a abastecer de agua a la exigua guarnición que era capaz de aposentar. No deja de ser impresionante tanto donde se aposenta cómo por el paisaje que lo rodea.
Vista del aljibe del Castillo.
Uníca estancia del Castillo, con el acceso a la Torre Albarrana y la salida al exterior.
Vista de los riscos cercanos a Cuadros y Cazorla al fondo.
Acceso a la Terraza que precede a la Torre Albarrana.
Vista del acceso a la Terraza desde la misma. Todo un compedio de dificultades.
Según el escrito jiennense Juan Eslava Galán: “El castillo consta de un cuerpo cubierto que engloba dos núcleos. El más alto, a pesar de su imponente aspecto exterior, apenas es una estrecha plataforma rectangular, de muy reducido espacio. La entrada se abre a la terraza de un torreón de planta rectangular, que albergaba dos cámaras: la superior, hoy destruida, cubierta de bóveda ligeramente apuntada, y en donde había un aljibe rectangular.
Vista del Patio de Armas desde el segundo cuerpo de la fortaleza.
Vista del extremo oriental del Patio de Armas, desde la terraza.
Acceso a la Torre Albarrana, el cuerpo más alto del conjunto.
La Impresionante vista de la serranía de Bedmar, Sierra Mágina y Cazorla.
El tunel que cruzando la Albarrana lleva a lo más alto.
Los dos cuerpos se abren a un pequeño patio de armas triangular; en el lado mayor, al Este, aún se conserva un parapeto almenado con saeteras. Sus esquinas son redondeadas, siguiendo la tradición constructiva de la Orden de Santiago. Hacia el Norte se conserva aún un muro, muy desmochado, que cerraba el conjunto. Acababa en terraza cuadrada, a modeo de coracha, con su albarrana asomada al precipicio. Aún quedan otros restos del recinto amurallado en la zona Sur”
Vista del amurallado desde el túnel.
La meseta de la torre Albarrana desde el que se vislumbra todo lo circundante.
Vista del Patio de Armas y el acceso al mismo desde lo alto de la Torre Albarrana.
El Castillo se enfrentaría por fin a su abandono, por pérdida de importancia estratégica a final del siglo XV. Informado Felipe II de la existencia de ambos grupos de fortaleza y de la carencia de lienzo de muralla que protegiera la población, el grupo quedaría desierto en torno a mil quinientos setenta y cinco. El baluarte sería ruina ya a principios del siglo XIX. En su apostura actual sería declarado Bien de Interés Cultural en 1985. Siu pasan, sin prisas, por Albánchez de Mágina, les recomiendo que se pasen a visitar el conjunto y su paisaje.
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