Os iba a hablar del mal día que hace, pero como este tiempo es tan cambiante, seguro que si alguien lee esto en unos días hace un calor horrible, así que directamente os hablo de otra cosa: 8000 visitas!
Sí, sí sí! Increíble pero cierto! Y entradas con más de 300! Uauh! No veais la ilusión que me hace! :D
Hace un par de semanas salimos en un diario digital de Chamberí, hay varios restaurante que ya me siguen en Twitter y Facebook, así como algún que otro cocinero y/o crítico gastronómico... Parece que poco a poco este proyecto va cogiendo color y es genial.
Siempre he querido dedicarme a algo relacionado con la hostelería y la restauración, y ya que no me va a ser posible, al menos tengo esto entre manos que tanta ilusión me hace. Sé que no voy a llegar a ser la mejor crítica culinaria del mundo, pero al menos me llevo una preciosa experiencia. Y en grandísima parte gracias a todos los que me leéis, así que muchísimas gracias!
Y después de este emotivo momento, vamos al lío!
Ah! Los exámenes ya están hechos, ahora toca esperar a las notas, uf!
Esta semana hemos estado cenando en el Albatros Tex-Mex, un bar/restaurante estilo western en el madrileño barrio de Vicálvaro, en concreto en la calle Erie 3 (metro de Vicálvaro L9). No tienen web pero podéis buscar su perfil en Facebook y ver algunas fotos.
Fuimos totalmente a ciegas y sin saber qué nos íbamos a encontrar, y tengo que reconocer que en un momento me pensé si entrar o no, pero una vez dentro me acabó convenciendo.
Eso sí, seamos realistas, no os penséis que os vais a encontrar con lujos, no. El Albatros es el típico bar de barrio solo que con un encanto especial.
Sin duda lo que más llama la atención es la decoración: una oda al lejano Oeste en toda regla. Cabezas de vaca, herramientas de aserradero, instrumentos musicales, muebles de madera, fotos de indios... e incluso la música te invita a enfundarte unas botas, calarte un sombrero y bailar como Coyote Dax! Jaja!
Como os podéis imaginar, la carta también está relacionada con el western: carnes a la brasa, barbacoas, hamburguesas... y también perritos y ensaladas. Una cosa que me gustó mucho y me llamó la atención es que tienen cerveza y comida apta para celíacos.
Como ya os he dicho, Tony y yo íbamos un poco despistados, así que pedimos unos entrantes para empezar: ensalada de salmón, patatas con mojo picón y un combo de alitas, aros de cebolla y croquetas.
La presentación no es su fuerte, aunque tengo que decir que todo estaba bastante bien.
Unos entrantes para ir haciendo hambre.
Después supongo que lo lógico hubiese sido pedir carne, pero para cenar no nos apetecía, así que fuimos a por los perritos. Tienen 4 tipos y pedimos uno de cada, para probar.A priori parecían bastante distintos, pero lo cierto es que luego todos sabían más o menos igual a pesar de tener ingredientes distintos. Quizá fuese por la cebolla o la lechuga... Pero estaban buenos y nos dejaron bastante satisfechos.
Cada cual con sus perritos, que no queremos discusiones!
De postre nos ofrecieron brownie, pero no tenían, así que nos lo cambiaron por muffins, pero tampoco tenían, así que al final nos hicieron un crêpe enorme de chocolate y nata para compartir.Creo que fue lo que menos me gustó de la cena puesto que la masa, aunque tenía buen aspecto, estaba increíblemente dura! Quizá porque lo hicieron demasiado tiempo o porque llevaba mucha harina... Pero también cayó, que Tony y yo somos de muy buen comer, jaja!
Tenía buena pinta, verdad?
Como curiosidad decir que todas las semanas dan "clases" de baile western y conversación en inglés. Y creo que también hacen algún que otro concierto de blues.El dueño era un tipo muy majo (parecía un auténtico cowboy!) y la camarera que nos atendió era un encanto (aunque tardó un poco porque había bastante gente en la zona de la barra).
De precio está bastante bien, unos 10€ por persona si no pédís nada especial, y creo que es un sitio perfecto para ir de cañas con los amigos y ya de paso cenar algo desenfadado.
Valoración general: un 7. No es lo que nos esperábamos, pero al final la cena salió bien y, sin duda, fue una noche distinta. Por otra parte, creo que deberían esmerarse un poco más con la comida porque un sitio así podría tener mucho gancho.
Bueno, aquí se acaba nuestra aventura por el "far west" y espero que os haya gustado, o al menos que os hay hecho sonreír :)
Un besote muy grande para todos y nos vemos en el próximo post! Feliz semana!
Carolina.