Eso es lo que dice el premio que me ha entregado Pilar, de Abalorios (¿aún no la conoces? Pues deberías. En serio). Cuando Pilar recibe premios de los que se entregan a otros blogueros, los pone a disposición de todos quienes les seguimos; pero que esta vez me haya mencionado y me lo haya enviado “con mucho cariño a dos madres blogueras muy especiales, Superamatxu y El Diario de la Negra Flor“, para mí es un detallazo, porque admiro profundamente a Pilar. Muchísimas gracias, Pilar, de todo corazón.
La aceptación del premio conlleva la respuesta a un pequeño cuestionario, y después, entregárselo a dos blogs más. Así que vamos allá:
¿Por qué empezaste a escribir un blog?
Empecé a escribir un blog porque siempre me ha gustado escribir, ya lo he explicado en otras ocasiones. Empecé a escribir diarios cuando me regalaron el primero, con motivo de mi Primera Comunión. Era todo como muy rudimentario: me limitaba a transcribir lo que hacía (bueno… ahora que pienso, aquí hago un poco lo mismo, ¿no?). Después, conforme fui llegando a la adolescencia, empecé a plasmar mis pensamientos y mis sentimientos en él. Cuando en tu entorno familiar eso no se estila es una buena vía de escape. Abandoné los blogs al ennoviarme… pero seguía sintiendo esa necesidad. Y después de tener a Chocolatina Mayor, abrí un MSN Spaces que abandoné en poco tiempo; después (mucho después) llegó la propuesta de las Jenis; y al cabo de un año, llegó este blog.
¿Qué sería lo que más alegría y emoción te causaría en la vida?
¿Lo que más, lo que más? Pues que mis hijas estén bien, sean felices, se sientan realizadas siendo quienes son y cómo son. Y que no sean unas conformistas. Eso es algo que me preocupa bastante: ser capaz de darles las herramientas necesarias para tener un nivel de autoestima suficiente como para eso, para aceptarse, sentirse a gusto consigo mismas, y luchar por las cosas que quieren. En estos días en que vivimos me parece harto difícil.
¿Con qué sensación quedas cuando escribes comentarios en otros blogs?
Pues me queda la sensación de que, en cierta medida, le aporto un punto de vista, un cristal de otro color, a la persona que escribe… o incluso al resto de personas que comentan.
¿Con qué sensación quedas cuando lees los comentarios que otras mamis o papis dejan en tu blog, y por qué?
Bueno, no tienen que ser especialmente madres o padres. Me gusta que me hagan comentarios, independientemente de si quien me escribe tiene descendencia o no. No miro eso, porque no considero que mi blog sea única y exclusivamente dirigido a madres y padres. Este blog está dirigido a toda persona que quiera leerme.
Los comentarios siempre son bien recibidos, y me gusta tomarme la molestia en responder a quien me escribe o, aunque sea, darle las gracias por pasarse y comentar.
Relata una anécdota que te emocionó hasta las lágrimas con tus hijos.
No es propiamente una anécdota, pero si tiene que ser un momento con las dos Chocolatinas que me haya emocionado al máximo, fue el momento en que se vieron por primera vez; cuando Chocolatina Mayor volvió a casa, después de estar con los abuelos durante el parto.
Cuando su papá la trajo a casa, yo estaba tumbada en el sofá, amamantando a Chocolatina Menor, se quedó parada un segudno en la puerta del salón, y entonces empezó a acercarse despacio, con un brillo en los ojos y una sonrisa increíbles. Recuerdo que yo le decía “¿quién es? ¿sabes quién es la beba?” Y ella, sin dejar de sonreír, dijo el nombre de su hermana. Lo recuerdo y me sigo emocionando.
Relata una anécdota divertida y alegre con tus hijos.
Por no pensar mucho, la primera que se me ocurre es ésta. Chocolatina Mayor tenía dos años recién cumplidos, y Chocolatina Menor no llegaba al mes de vida. Los meses previos al parto, Chocolatina Mayor y su papá jugaban a un juego muy divertido (nótese la ironía), que consistía en que Chocolatina Mayor se escapaba corriendo. Imaginaos la gracia cuando, recién parida yo, llevando a Chocolatina Menor en el fular, la mayor echó a correr a la voz de “¡me escapo, mamá!”, y cruzó una calle. Sí, blanca del susto me quedé. Por suerte no venía ningún coche en aquel momento.
La cuestión es que tuve que empezar a explicarle que a ese juego sólo podía jugar si estaba papá. La consigna se convirtió en “si no está papá, no corremos“. Una mañana, volvíamos de la ludoteca a la que ella asistía, y echó a correr; así que la cogí de la mano, y le expliqué que ya no podía soltarse de la mano de mamá, que eran las consecuencias por haber corrido, porque “si no está papá, no corremos”. Así que cuando entramos en la plaza del ayuntamiento y Chocolatina Mayor vio, por el otro extremo de la plaza, a una mujer que pasaba corriendo a toda prisa, le gritó: “¡¡Señora!! ¡¡SI NO ESTÁ PAPÁ, NO CORREMOS!!”
Bien, y después de esto sólo me queda otorgar el premio a dos blogs. En esta ocasión, voy a elegir a Belén, de La Isla Interior (sí, ya sé que le doy muchos premios, pero es que si su blog y su estilo personal me gustan, no voy a dejar de hacérselo saber); y a Lady Vaga, porque así aprovecho para que me abra un poquito más su corazoncito de supa diva.