Esas, y muchas cosas más, me las
enseñó la mujer de mi vida, la dueña de la doctrina matriarcal a la cual rindo culto (léase mi amacita!), quien aparentemente ahora a sus 60 años, tiene intenciones de ir contra sus preceptos para poner de cabeza a San Antonio con el único objetivo y fin de que su linda y casi autárquica niña, trate de modificar su programación y comience a mirar al sexo masculino con ojos más benevolentes, complacientes y pacientes, y esto con la sola esperanza de que no envejezca o muera sola (lo que venga primero…plop!).Entonces, me pregunto yo: ¿ Desde cuando el matrimonio, la vida conyugal o solo el convivio en pecado, es una cura para no envejecer sola o morir en las mismas condiciones?. Conozco muchas historias de mujeres con enamorado, novio o casadas que se sienten solas estando acompañadas. Y, conozco más de casadas con hijos y convivientes, que tienen compañía física mas no emocional.
Entonces, no es más real estar sola y aprender a disfrutar de ello, porque todavía el príncipe del color que nos gusta (que no siempre es azul) no aparece, antes de salir corriendo a besar sapos a diestra y siniestra. No es más real solo pensar que tal vez los finales felices no siempre son de a dos sino a veces también solo de a uno.
Tal vez la coyuntura me hace elucubrar que la vida en común conmigo misma ha sido muchas veces más gratificante que la de a dos o tal vez lo cierto es que solo atravieso una etapa transgresora me inspira a escribir estas líneas. Sin embargo eso no hace menos válido el hecho de que la vida se debe aprender a disfrutar a solas porque como leí por ahí "yo no soy solo, estoy solo", después de todo nadie tiene la certeza de que la teorías de la media naranja, del roto y el descosido, y la de dios los cría y ellos se juntan sean ciertas no?"