Aunque parezcan sinónimos, no lo son. La alergia y la intolerancia alimentaria están estrechamente relacionadas, pero no se trata de lo mismo. Según la Academia Americana de Alergia e Inmunología, así como la Academia Europea de Alergia e Inmunología Clínica, existen dos tipos de reacciones adversas de carácter individual causadas por un alimento: las inmunológicas y las no inmunológicas. Las de tipo inmunológico incluyen las respuestas alérgicas de tipo IgE y las reacciones de sensibilización de tipo IgG, mientras que las de tipo no inmunológico, corresponden con la intolerancia alimentaria.
¿Qué es la alergia alimentaria? La alergia alimentaria es una respuesta del sistema inmune y se produce cuando tiene lugar una reacción inmunológica en el cuerpo como respuesta a la ingestión de un alimento determinado. Las personas alérgicas suelen manifestar reacciones en grupo, es decir, una persona alérgica a determinados alimentos también puede desarrollar su alergia a otros factores medioambientales, como pueden ser el polen o el polvo. Una respuesta alérgica implica una reacción anormal o alterada del tejido a un antígeno. Un antígeno puede ser una proteína, una sustancia unida a una proteína, un aditivo añadido a un alimento, o menos comúnmente, un polisacárido. El antígeno se combina con un anticuerpo y produce una respuesta inmunitaria, que acaba en un daño celular y la liberación de histamina. El sistema inmunitario desempeña un papel primordial al protegernos de la invasión de sustancias perjudiciales. Una alergia se produce cuando el sistema inmunológico no funciona de forma adecuada ante una sustancia no perjudicial, como por ejemplo, una determinada proteína alimentaria.
Algunos síntomas de alergia son:
- Dolor abdominal
- Diarrea
- Dificultad para deglutir
- Picazón de la boca, garganta, ojos, piel o cualquier área
- Mareo o desmayo
- Congestión nasal
- Náuseas
- Rinorrea
- Hinchazón de los párpados, cara, labios y lengua
- Dificultad para respirar
- Cólicos estomacales
- Vómitos
¿Qué es la intolerancia alimentaria? La intolerancia alimentaria es una respuesta anómala del organismo frente a cualquier alimento o aditivo alimentario, en la que no participa el sistema inmunológico. La intolerancia alimentaria afecta al metabolismo, un buen ejemplo es la intolerancia a la lactosa, que se da en ciertas personas por la carencia de una enzima digestiva llamada lactasa, que descompone el azúcar de la leche. Su frecuencia es entre 5 y 10 veces superior a la alergia. En este caso, no existe periodo de latencia, de forma que tras la exposición, se produce una reacción microtoxicidad de carácter individual cuyas dianas son los linfocitos, granulocitos y plaquetas de la sangre. La sintomatología asociada es de carácter más leve aunque de duración crónica, y agrupa las siguientes manifestaciones: trastornos gastrointestinales, como dolor y distensión abdominal, vómitos y diarrea, alteraciones respiratorias, dermatitis y eczemas, migraña, fatiga crónica y alteraciones reumáticas, así como el fracaso de la dieta hipocalórica en el tratamiento del sobrepeso.
Las causas de la intolerancia pueden ser de tres tipos:
- Las enzimáticas son reacciones de intolerancia catalizadas por enzimas constituyentes de los alimentos, como la levadura de pan o de cerveza.
- Las farmacológicas, son debidas a agentes farmacológicos activos, presentes en pequeñas dosis en los alimentos, como la tiramina, la fenietilamina o la cafeína
- Y por último, las reacciones de tipo no identificado que incluyen las reacciones frente a aditivos alimentarios.
Las intolerancias alimentarias más comunes, por orden de frecuencia, son las siguientes: leche, huevos, nueces, pescado/marisco, trigo/harina, chocolate, colorantes artificiales, cerdo/panceta/beicon, pollo, tomate, fruta blanda, queso y levadura. Aunque no todas las intolerancias alimentarias están relacionadas con la carne y los productos derivados de la leche, de la lista de arriba se deduce que las personas vegetarianas, y en concreto las veganas, sufrirán menos intolerancias alimentarias porque ya han eliminado de su dieta algunas de las causas de la intolerancia.
Diagnóstico
Existen varias pruebas para diagnosticar la presencia de la alergia o de la intolerancia:
Pruebas cutáneas
Aunque el valor de este tipo de pruebas no se puede considerar 100% fiable, es una de las más utilizadas.
Este tipo de pruebas consisten en incluir en un panel los alimentos que se sospechan que pueden causar reacciones alérgicas, para posteriormente colocar sobre la piel extractos de dichos alimentos, que se pinchan o escarifican en la piel y observar la reacción.
Dietas basadas en la eliminación de alimentos
Otra de las pruebas de diagnóstico es la supresión de los alimentos considerados como potenciales para producir la reacción alérgica. Para ello se eliminan durante un par de semanas de la dieta, si los síntomas desaparecen durante esta época se vuelven a añadir paulatinamente y en pequeñas cantidades a la dieta, hasta alcanzar de nuevo el consumo normal.
Se trata de una forma de verificar que los alimentos que tenemos bajo sospecha son realmente causantes de la alergia. De este modo, se evitará su consumo y se eliminarán los problemas causantes.
Pruebas RAST (radioalergosorbentes)
Estas pruebas consisten en mezclar en una probeta pequeñas muestras de la sangre del paciente con extractos de alimentos. En caso de una alergia real, la sangre produce anticuerpos, que pueden detectarse, para combatir la proteína extraña. La prueba sólo sirve como indicación de que existe una alergia y no determina el grado de sensibilidad al alimento causante.
Prueba de estimulación alimentaria a doble ciego
Mediante esta prueba, se coloca el alérgeno bajo sospecha encapsulado o bien se esconde en un alimento. De este modo el paciente toma el mismo sin conocimiento previo. Estas pruebas permiten que los médicos especializados en alergias e intolerancias alimentarias identifiquen la mayoría de los alimentos y componentes alimenticios que causan efectos adversos.
Fuentes: Medline Plus, AlimentaciónSana.com
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