Revista Talentos
Algo huele a podrido en Collasuyo Marka
Publicado el 10 marzo 2015 por PerropukaA unos cuantos días de que la ministra de Desarrollo Rural, Nemesia Achacollo, comparezca ante el senado para dar explicaciones sobre lo que se viene sabiendo en el último mes acerca del Fondo Indígena, suena a otro esperpéntico show para distraer el asunto, y en el que casi es seguro que la mencionada autoridad saldrá más respaldada y sonriente que nunca, con la ingenua y torpe oposición silenciada por los aplausos de la maquinaria oficialista.
En un país normal, la ministra hubiera renunciado con un mínimo de vergüenza o, en su defecto, destituida de inmediato. Porque en sus narices se estaban robando la plata del Estado. Porque a pesar de ser presidenta del directorio del Fondo Indígena no se había enterado de nada, pese a las denuncias internas de manejos irregulares que le hicieron llegar desde 2013, según afirmaron algunos dirigentes campesinos. Como era de esperar, la ministra deslindó toda responsabilidad y todavía se dio el gusto de nombrar con toda solemnidad a una “interventora” para que se ponga a investigar. Evo Morales afirmó categóricamente que la corrupción en el Fondo Indígena será combatida “caiga quien caiga” y hasta el momento no se ha visto caer a nadie salvo a dos directores ejecutivos. Para terminar de marear el asunto, el vice García Linera, quiso echar lodo a las denuncias, afirmando que “por dos funcionarios corruptos” no se iba a tocar a las organizaciones sociales, que estas eran “históricas y sagradas” y que “no involucraban al movimiento indígena”, y que a su juicio se estaba incurriendo en una actitud racista y política, maquinada por la ultraderecha y otras fuerzas invisibles.
Lo que nuestro gran iluminado debería explicar es cómo se malversaron Bs 140 millones (algo más de 20 millones de dólares)entre los años 2010 a 2013, desembolsados en más de doscientos proyectos supuestamente productivos, que a la fecha no se concluyeron y algunos nunca se iniciaron. Seguramente fueron fantasmas los que firmaron planillas y desviaron los fondos a cuentas personales. Que se haya destapado el inmenso desfalco, -a investigación de la propia Contraloría del Estado- en una institución conformada por directivos y empleados indígenas, de abrumadora mayoría aymara, y que luego se diga que los indígenas no tienen nada que ver sabe a patraña de ecos rousseaunianos. Se sigue insistiendo machaconamente en la idea de la pureza y superioridad moral de los habitantes originarios del continente.
Lo tristemente paradójico es que se robaron la plata que estaba destinada a los proyectos agrícolas, ganaderos y otros pequeños emprendimientos de las aéreas rurales más pobres del país, fundamentalmente en el altiplano paceño. Se sigue engañando a los propios “hermanos” indígenas, inclusive con tintes surrealistas como el caso de un millonario proyecto de fomento al cultivo del ajo en cercanías del lago Titicaca, en el que para solicitar el desembolso, algunos encargados obligaron a recolectar firmas de comunarios a cambio de una libra de ajo como regalo. Se esfumaron el ajo y el cuantioso dinero destinado a cultivarlo. Así se siguen destapando otras obras inconclusas y, en otros casos, con construcciones de pésima calidad por las que se pagaron sobreprecios, según siguen llegando las denuncias. A un dirigente aymara lo asesinaron a pedradas hace un par de semanas por haber alertado sobre malversaciones en su comunidad. Tal es el ambiente de impunidad que las decenas de involucrados siguen campeando a sus anchas, fungiendo como dirigentes políticos o directivos de los sindicatos beneficiados. Una de las principales señaladas, Felipa Huanca, se da hasta el lujo de seguir candidateando a la Gobernación del departamento de La Paz, como si le asistiera toda la legitimidad del mundo.
El gran aporte de Evo Morales a la historia nacional pasa por ser el primer presidente que ha democratizado la corrupción. Históricamente marginados de la cosa pública, los indígena-originario-campesinos, como se los conoce hoy, han decidido participar a manos llenas del festín plurinacional. La experiencia demuestra que no solo los blancoides, los neoliberales y corbatudos saquearon las exiguas arcas del Estado en casi dos siglos, sino que también en menos de una década los autoproclamados originarios demuestran con creces que tienen los mismos genes para el expolio. Entretanto, el país tira por la borda la mejor bonanza circunstancial de su historia.Como diría un buen español; ¡ajo...y agua...!