Escribo este post porque ayer mismo nuestro amigo Fernando López Fernández (@ferlopfer), de Soul Business, publicaba el post: Las miradas perdidas; una excelente entrada llena de sensibilidad (recomiendo también el post Ainhoa y Laura). De una simple mirada del día a día Fernando nos escribe un post y lo dota de gran contenido emocional. Eso sólo es posible cuando uno contempla la realidad con ojos de curiosidad, con ganas de seguir descubriendo cosas nuevas, de aprender, de dejarse emocionar y sin la soberbia de quien se cree que lo sabe todo y está de vuelta. Alfredo Bryce Echenique decía: “Para escribir hay que tener un empacho de asombro”.
Este post de Fernando me ha inspirado porque hace algún tiempo leí el libro Algo más que palabras, unas conversaciones entre José Luis López y el cantante y compositor José Luis Perales, donde analiza toda su trayectoria y canciones. Y es que si por algo se caracteriza el artista conquense es por su capacidad de observación de la realidad cotidiana, para luego poner palabras y música, y transmitir emociones.
José Luis Perales dice: “Soy un fotógrafo de la realidad. Algo así como un retratista de la gente. Siempre me ha gustado observarla y escucharla para contar sus propias historias”. Y es que como afirmaba Silvia Adela Kohan, “todo lo que te rodea puede convertirse en literatura”. De algún modo podemos decir que el mundo entero es aprovechable para el artista. También Serrat afirmaba algo parecido: “Si canto es porque escribo y compongo. Y si escribo y compongo es porque tengo algo que contar. Y cuento algo porque miro, veo, vivo…”.
El gran mérito que se le reconoce a José Luis Perales, como hemos apuntado, es la capacidad de expresar con palabras y música lo que todos sentimos: “Los hechos poéticos los tenemos alrededor, otra cosa es que se conviertan en poesía. Aunque muchos no lo saben contar, todos lo saben sentir”. A las cosas cotidianas y sencillas, les da vida. Algo similar a lo que hacía Antonio Machado que se “preocupaba por las cosas sencillas elevando lo pequeño a sublime”.
Ariel Rivadeneira decía: “Un poema no es la presencia del motivo, sino el sentimiento de su presencia”. Pablo Picasso afirmaba: “El artista es un receptáculo de emociones procedentes de todas partes; del cielo, de la tierra, de un trozo de papel, de una figura que pasa o de una tela de araña”.
El propio José Luis Perales dice: “Los materiales con los que se hacen las canciones están al alcance de los sentidos. Son lo que ves, lo que tocas, lo que escuchas, lo que hueles y lo que pruebas”. El compositor conquense define su estilo como “una crónica de los sentimientos a los que pongo música”. Y concluye: “Mi mérito es transmitir, porque sentir, sentimos todos”.
En una ocasión le preguntan: “En nuestra vida confluyen el mundo interno y el externo. ¿Cómo se refleja eso?”. Y contesta: “El mundo interior es el que pone la palabra, la filosofía o el sentimiento para expresarte, y el mundo externo es el que alimenta la historia que vas a contar. Pero interiormente, hay una filosofía que es la que vuelcas, que te ha aportado la vida o la observación de la gente”.
Otra vez le preguntaban: “¿La gente es feliz?”. Y decía: “Hay gente que es feliz con muy pocas cosas, gente muy ambiciosa que no es feliz nunca y gente que no aspira más que a sentarse cada día a ver televisión, ir al trabajo y volver a casa a dar un beso a su mujer e hijos. Hay gente que no tiene más aspiraciones, e intuyo que esa gente también puede ser feliz”.
También otras reflexiones interesantes que se contienen en la obra son:
- “El poeta es un pequeño dios” (Vicente Huidobro).
- “La poesía contiene el mundo en un fragmento” (Ariel Rivadeneira).
- “A veces ciertas bendiciones de Dios entran astillando todas las vidrieras” (Paulo Coelho).
- “Para tener fe en tu propio camino no necesitas probar que el camino del otro estaba equivocado” (Paulo Coelho).
- “El amor es una dulce esclavitud” (José Luis Perales).
- “La fe es lo más importante que se puede poner en un artista” (José Luis Perales).
- “Hay que pensar con las emociones y sentir con el pensamiento” (Fernando Pessoa).
Os dejo la canción, quizás, más conocida de José Luis Perales. Se llama: Celos de mi guitarra. Es una historia que escribió cuando tenía 20 años y una chica 15 años y le observaba embelesada. La historia de un “amor imposible” que termina con un adiós: