— Hola! —saluda ella.
— Buenas tardes, buenas noches.
—
— Algslfkg —recuerdo a Binner y me inspiro.
— Xchbhfgiohy.
— Pantufla.
— Puflito —responde y acepta implícitamente las reglas del juego que propongo.
— Piltrafa.
— Pancarta.
— Colilla.
— Cajetilla.
— Carretilla.
— Camilla —tira una gran palabra y me deja en desventaja.
— Millonario.
— Obituario —dice ella y dudo de su significado.
— Cementerio.
— Cremona.
— Cañon —de dulce de leche obvio.
— Pastelito.
— Membrillo.
— Hojalillo.
— Punzón —con esta palabra sumo muchos puntos.
— Pezón —se pone medio porno el chat.
— Teta.
— Seno.
— Coseno.
— Tangente.
— Gentilicio.
— Esdrújula.
— Burbuja.
— Bruja.
— Jamaica —y luego de varios minutos de espera prosigo. Gané. Tardaste mucho.
— Eyyyyy. No vale.
— Jaaaa. Gané.
— No! ¿Quién lo dice? A parte la J no jugaba!
— Yo. ¿Por qué no?
— Porque Gimena es con G. La J es traición —insiste sin aceptar la derrota.
— Jamaica —le digo, que vendría a ser como jodete.
— Sos jodido.
— Mesa ratona es genial.
— No, tampoco juega. ¿Por qué ser ratón es sinónimo de avaro? ¿Qué tiene que ver el pobre bicho? Ya bastante tienen con el quilombo de los dientes, Stuart Little y Ratatouille.
— No se. Encima no tiene el tamaño del ratón la mesa. Es más alta. Perfectamente podría llamarse mesa perro salchicha.
— ¿Sabías que las mujeres hablan 20.000 palabras al día y los hombres sólo 3.000? —como siempre cambia de tema de manera random.
— No sabía.
— No somos quema pelos. Yo no soy quema pelos, ¿o si? No, ¿no?
— Naaaa —la trato de convencer.
— Me estás re mintiendo ¿no?
— Para nada —le digo.
— Vos personalmente hablás 500 palabras. Por chat unas 1000. Y te quedan a favor 1500.
— Las tengo como crédito. Se las voy a vender a Claro.
— Acumulás palabras. Debés tener muchas en la mente. Jamaica la tenías guardada desde 2007 y recién la largaste ahora. Sos medio egoísta —reflexiona sobre el uso que le doy a las palabras.
— Las amontono y hago una sopa de letras.
— Hablás poco.
— Explicame por qué en twitter seguimos a Natacha Jaitt. Yo no fui —pregunto.
— Cualquiera. Hijo de puta seguro fuiste vos.
— Yo no fui, posta.
— Vos seguís a esos freaks. Te gusta —saca la hilacha y me agrede.