Alienados, se aferraban a sus pequeñas rutinas como si las tinieblas no se hubieran apoderado de todo. Portaban velas. Iban y venían de sus trabajos inexistentes, zombificados. Escuálidos, chocaban contra paredes. Muchos morían atropellados por aquellos intrépidos, que incluso se atrevían a conducir en la más inhóspita oscuridad.
Revista Talentos
Día 527.
Alienados, se aferraban a sus pequeñas rutinas como si las tinieblas no se hubieran apoderado de todo. Portaban velas. Iban y venían de sus trabajos inexistentes, zombificados. Escuálidos, chocaban contra paredes. Muchos morían atropellados por aquellos intrépidos, que incluso se atrevían a conducir en la más inhóspita oscuridad.
Alienados, se aferraban a sus pequeñas rutinas como si las tinieblas no se hubieran apoderado de todo. Portaban velas. Iban y venían de sus trabajos inexistentes, zombificados. Escuálidos, chocaban contra paredes. Muchos morían atropellados por aquellos intrépidos, que incluso se atrevían a conducir en la más inhóspita oscuridad.