Alma mia tan etérea y misteriosatan callada y constante,Sutil mariposa, errante en el alba.Un vuelo de brisa estallacomo si fuera una lágrimaque desliza, un cielo que danza.Alejada que hubieras de míen otra distancia,sobrevolada que fuera mi imagenpor tu florescencia clara,no me dejes del todo,sé constante, mi alma.Es la hora de partir.¿Se desharán las miradas?La bruma eclipsará la palabra?será la hora del último recuerdo,¿la conciencia anonadada?.Es la hora de la verdad.Es la hora de la sombradonde ni siquiera las alondrasse atreven a hacer nido.Donde el final me llevaráirremediablemente al vacíode la completud infinita.La noche se astillará en estrellascomo un suspiro en el espejo,será imperceptible la huelladel aliento mientras tiritael pulso acompañando el miedo.Será un poema de amorescrito en la arena,mientras, despacio,lo va borrando la marea.En las coordenadas de la nada,donde fija la eternidad su estancia,habré de esperarte en la cimade la montaña, en algún valle,en las veredas de la ciudad que canta,que cobija, que me aturde, me abriga y me espanta,donde mis ojos, aun entreabiertos,aun sin ver, dejará una luz de esperanza.No me dejes del todo, alma!Fuimos, en vida, luz y mañanas.Luna y madrugada.Nieve y deshielo.Arena y playa.Lluvia de Abril.Verso y palabra.Ay...si pudiera...perpetuarme siquieramás allá de la plegaria!