Revista Literatura

Alter ego

Publicado el 03 febrero 2011 por Dany24000
ALTER EGO
Daniela me ha llevado a cruzar un océano, a protagonizar mi propia Batalla de Dniéper, la batalla más sangrienta: Morir en mí, para nacer en mí.
Daniela ha asesinado a todos los seres que creí amar, ha cambiado mi escenario, lo ha vestido de colores, voces, almas, lágrimas, derrotas, victorias…pero sobretodo de mí
Con ella he aprendido a vivir con mis muertos, ser féretro, pero también cuna de sueños.
Mi forma de amar ha cambiado tanto, que a veces siento que nunca amé en realidad, que lo estoy aprendiendo a hacer ahora, pero de una manera tan verdadera que duele, y es ese dolor el que me hace sentir que las mutaciones cercenan.
Cierro mis ojos y a la luz de los trescientos sesentaicinco días he descubierto un sexto océano, más grande que el Pacífico, más importante que el Atlántico, más sagrado que el Índico, más gélido que el Antártico y más inmaculado que el Ártico, el de mi sangre, que a veces hierve en pasiones y otras es tan frío, que congela cualquier sentimiento.
Daniela se entrega en cada abrazo, porque para ella, es una bienvenida y una despedida. Su dogma de vida: Nace y muere cada día.
Habla con los ojos, le han dicho que su mirada besa el alma y que el contemplarlos, es poder ver el cielo en verso.
Pero no es perfecta, te invita a cumplir tus deseos, a saciarlos, porque quizá ella no se atreve a hacerlo, quiere ver cómo te lanzas como kamikaze, o cómo introduces una espada en tu vientre, bendito harakiri, cuya sangre, le servirá de oleo, para crear la obra de arte: Pintura roja sobre lienzo blanco.
Ayer mientras mis ojos se eras las vertientes del río llamado Dolor, le pregunté: ¿Daniela hoy qué tenemos que aprender? Dices que hay que disfrutar del dolor como la más grande lección de vida, dime: ¿De qué va la clase de hoy? “Hoy vas a aprender que la felicidad no es una, que todos los días tu percepción de ella cambia”
Daniela ha convertido a Gilda en una sombra, le ha otorgado el papel de notario de sus muertes y resurrecciones. Daniela la ha llevado a decir: Durante treinta años he vivido una vida que no era la mía, que ahora… no sé cómo vivirla. En otras Gilda ha tenido que abrazar a Daniela, cuando ella sin sus veintiún gramos de nada confesó: Quiero llegar a ser tan humana, para no darme cuenta de mi humanidad.
Daniela: He dicho que la felicidad cambia todos los días, a veces la escribo con D o G, pero lo más importante es saber que tengo todo un alfabeto para escribirla.

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