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Alternativas

Publicado el 06 enero 2011 por Quiquec
Ante semejante situación tan solo cruzaba una implacable solución por mi mente, engullir una gran cuchara de raticida. El tiempo pasó y la vida cambió, con no poco esfuerzo me di cuenta que mis problemas no eran tan grandes como yo pensaba, más aun, entre en cuenta del mínimo tamaño que estos  exhibían, de tal modo fue que, como respuesta apropiada a ello, decidí sorber tan solo una pequeña cucharilla de ratonicida (exclusivo para ratones).

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