Hoy que es día del amor es un buen momento para agradecer el amor que me rodea. Dice mi abuela que obras son amores y no buenas razones y así justo es el amor que recibo: me cuidan, me reconocen, me apapachan, me acarician de múltiples maneras.
Uno de los modos más significativos en los que he recibido amor ha sido a través de la comida. Más allá del compartir la mesa, que ya es bueno, me refiero a que me den de comer: que cocinen para mí, que paguen mi cuenta en un restaurante, que lleguen a mi casa con comida, que en su casa me den comida para llevar a la mía... Todo eso me ha llenado el corazón al llenarme la panza.
Alimentar es una forma de amar preciosa porque es sostener la vida del otro (por eso, amamantar fue una experiencia maravillosa para mí).
Y en este conjunto de obras de amor que atesoro en mi corazón, hay un subconjunto reluciente que me parece un gesto de franca hermandad y que ha sido la respuesta a una oración, cada vez que ha ocurrido: el poner en mis manos una bolsa de mandado.
Silvia Parque