Amarás al líder sobre todas las cosas

Publicado el 01 julio 2010 por Norbano
Los que me conocen saben de sobra que a mí el fútbol me importa más bien poco. Sin embargo, me suele interesar las clasificaciones y resultados de algunas competiciones como el Mundial. Me sucede algo parecido con las Olimpiadas, durante las cuales me gusta consultar y comparar los medalleros de los distintos países participantes… Esto es porque en cualquier competición deportiva, más allá de los goles, records o derrotas de atletas, equipos y jugadores, se puede aprender mucho sobre estrategia geopolítca y diplomacia internacional. Algo parecido a lo que sucede con el festival de Eurovisión… No quiero decir que los resultados de los partidos estén amañados a favor de potencias occidentales o emergentes, que existan conspiraciones para elegir la sede del próximo mundial… no, simplemente que observando a las selecciones clasificadas uno entiende bastantes cosas sobre la idiosincrasia de sus respectivos países y hacia donde se encaminan en el futuro.
Que anoche la selección española volviera a ganar me da más bien igual. No entiendo estos brotes de patriotismo en un país al borde de la ruina, en el que además se quema la bandera por menos de nada. En cambio, he seguido con interés la trayectoria de otra selección durante este Mundial: se trata de la de Corea del Norte, que tras tres derrotas sucesivas en la primera fase de clasificación no pasará a la siguiente (como Francia o Italia, de cuyos fracasos, por cierto, me alegro). A lo que iba, Corea del Norte, una de las últimas dictaduras comunistas que sobreviven en este mundo, consiguió colarse en el Mundial tras una ronda de clasificación no menos curiosa. Durante esta fase previa tuvo que enfrentarse cuatro veces con su sempiterna enemiga, la capitalista Corea del Sur, que también consiguió su pase para el Mundial de Sudáfrica. Ninguno de estos partidos se jugó en territorio de Corea del Norte, sino que se eligió un estadio neutral en Shangai (China) para que la letra del himno de Corea del Sur no perturbase la paz de los campos del paraíso comunista, en que según dicen viven sus vecinos del norte. Los otros dos partidos se disputaron en Seúl, pero obviamente no acudieron espectadores de Corea del Norte para animar a su equipo.
Corea del Norte no participaba en un Mundial desde 1966, en Inglaterra, cuando derrotó a Italia y Chile, y consiguió acceder a octavos, siendo el primer país asiático en la historia del torneo que pasaba a la segunda fase. Durante el mundial que estamos viviendo, la polémica saltó ya en el primer partido contra Brasil, cuando se descubrió que la afición norcoreana no era tal, sino figurantes chinos contratados para dar el pego y hacer con que animaban a su supuesto país. Luego corrieron rumores que algunos jugadores del combinado norcoreano habían desaparecido del hotel de concentración, supuestamente porque habían desertado y no pensaban regresar a su país.

Pero más surrealista todavía resulta la manera de manipular los resultados y, en general, toda la información de lo medios de comunicación norcoreanos, al servicio del indiscutido líder y dictador hereditario Kim Jong-il. La derrota por 2-1 contra Brasil se convirtió en ¡una victoria por 29 goles a favor! Y los siete goles que les cascó Portugal, no fueron para tanto, porque Corea del Norte también ganó el partido. Si no os lo creéis, podéis ver este vídeo de en que se ve el encuentro retransmitido por la televisión oficial del régimen coreano.
Según sus medios de comunicación, Corea del Norte no ha perdido ni un solo partido en la primera fase; así que no sé cómo van a explicar que su equipo se tiene que volver a casa con las manos vacías. Seguramente vengan con la excusa de que ha sido todo obra de un complot de la CIA y el imperialismo estadounidense. Lo que sí parece seguro, es que a los derrotados miembros de su selección no las van a recibir con grandes festejos, pues en cambio piensan enviarlos a trabajos forzados en una mina de carbón. Por mi parte, no me siento tranquilo del todo y me queda cierto resquemor, pues quién sabe si Kimg Jong-il no toma también represalias contra Portugal por los siete goles y decide mandar una andanada de misiles nucleares, con lo que alguno podría no estar bien apuntado y explotarnos en Extremadura.

Medio en broma medio en serio, ésta es la cruda y verdadera realidad de un país que, además de haber sido derrotado en el Mundial, comparte el dudoso privilegio con Cuba de ser la última dictadura de corte comunista que sobrevive en mundo. Las anécdotas que acabo de contar respecto a la selección del régimen norcoreano no superan para nada a las que, por ejemplo, se reflejan en este documental de hace unos tres años, en que el reportero Jon Sistiaga consigue entrar como turista en el país más hermético y desconocido del mundo. Si no lo habéis visto, hacedlo porque merece la pena. Después opinamos.

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