Así al tiempo, con la suma de los días, su figura se convirtió en las calles en una presencia conocida… Entonces el viento, le rindió su respeto, amainando la fuerza, a su paso, mientras enviaba una brisa para acariciarla. Las hojas caídas de los árboles extendían amarronadas y mullidas alfombras, bajo sus pies, al caminar… Y el sol, antes esquivo, se asomaba por entre las nubes regalando dorados destellos sobre su cabellera. En tanto, los charcos de agua, dejados por las lluvias, se esmeraban para apropiarse del reflejo de esa mujer excepcional.
Ni un solo día Liliana dejo de ir al hospital…Él, hoy, ha regresado. Quedaron atrás las caminatas de Liliana al nosocomio en esos angustiantes meses de salas de internación. El daño sufrido en el corazón de él le ha marcado con una irreversible discapacidad cardíaca. Pero, lo tiene de vuelta en su hogar. Esta mañana, como tantas, de tantas otras, ella sonríe feliz. Se le acerca por detrás del sillón de la computadora y deposita un beso sobre su mejilla. -¿Qué es lo que haces…Mi vida?- Le pregunta.-Escribo… Mi amor. Escribo- AVISO:A raíz de un parecido entre la historia "La llama amarilla" y "En el puerto de San Blas" que canta Maná y que me incitó a poner el video, traslado la inquietud a quienes quieran comentar si encuentran un parecido entre mis historias y alguna canción. De esta manera podre colocar el video mencionando a quien haga el aporte. Gracias a todos por estar.Revista Literatura
Amarronadas hojas
Publicado el 23 julio 2011 por Nidael Dore
AMARRONADAS HOJASDía tras día. El viento del Otoño la atacó de frente para detener sus pasos… Las amarillas hojas caídas de los arboles se airaron entre las ráfagas azotándole el rostro… El sol se le ocultó detrás de un telón de nubes grises negando su calor… Las lluvias arreciaron anegando las calles por las que transitaba y el frío le entumeció las manos y clavo alfileres sobre su piel… A pesar de esto…Ni un solo día Liliana dejo de ir al hospital…Había sido una mañana, como tantas, cuando ella se acercó por detrás del sillón de la computadora y le obsequió un beso en la mejilla. -¿Qué es lo que haces…Mi vida?- Le preguntó-Escribo… Mi amor. Escribo- Fue la respuesta de él. Luego de la cual, comenzó a quejarse de un dolor muy fuerte que subía desde sus brazos hasta adueñársele del pecho, estrujandolo. El susto. La desesperación. La ambulancia. La internación y por último el desasosiego y la incertidumbre…”Pronóstico reservado” decían los médicos ante la gravedad del infarto.Por el tiempo que estuvo en terapia intensiva. Liliana no perdió la fe y acudió, sin falta, todos los días, a verlo, intentando que por su simple presencia se produjera el milagro de salvarlo. Diez años juntos después de similares matrimonios fracasados. Diez años donde cada cual supo encontrar en el otro la paz y el amor que necesitaban. Diez años repletos de sonrisas y caricias. Diez años llenos de relatos y poemas, que él escribía, para homenajearla. Y ahora todo dependía de ese pequeño órgano, lastimado, que debía recobrar las fuerzas necesarias para seguir impulsando acompasadamente la sangre hacia sus venas.Ni un solo día Liliana dejo de ir al hospital…