Hola a todos,
Hace unos años tuve la gran fortuna de ser invitado al cocktail que dio la Agencia Sandra Bruna a sus autores con motivo de la Navidad del año 2006. Con toda la vergüenza del mundo me acerqué hasta el carrer Gran de Gràcia para el evento.
Fue una experiencia extraña, desoladora me atrevería a decir, porque me encontré en un ambiente que para nada era lo que yo había soñado desde niño encontrarme si alguna vez me rodeaba de escritores, como siempre quise. Encontré tipos extraordinarios, como Francesc Miralles, la propia Sandra, por supuesto, un autor del que no recuerdo el nombre, pero que acababa de ganar un prestigioso premio con una humildad extrema, con quien pude departir y escucharon, supongo que con cierto disimulo, mis ilusiones por publicar La virgen del Sol. Sin embargo, y de ahí que fuera desoladora la experiencia, tuve la oportunidad de pulular entre grupúsculos de escritoras y escritores cuya conversación rondaba en torno a la palabra "yo" pronunciada por ellos mismos, claro. Recuerdo uno (cuyo nombre callaré) comentando con una escritora, a dos metros por encima del nivel del suelo, "que toda Catalunya estaba hablando de ellos" por una entrevista en una televión local que se había pasado la noche anterior. Yo nunca, antes de ese momento, había escuchado ni siquiera sus nombres y en mi televisor ni siquiera tenía sintonizada esa cadena...
Un tanto horrorizado se lo comenté a Sandra y me dijo, con esa sonrisa inmensa que siempre la adorna, que no me preocupara, que ninguno de esos escritores "tan famosos" vendían ni siquiera la cifra que pensaba sacar en primera edición de mi novela Ediciones B, pero que así eran algunos escritores.
Los foros de escritores, o intentos de, que publicamos en Amazon, y en los que participo desde hace unos meses, me han traído a colación aquella clarificadora jornada.
Tipos y tipas extraordinarios que se pasean mezclados entre los egos inflados de aquellos y aquellas que presumen de cifras y posiciones que no alcanzo a comprender. Yo sólo puedo hablar por mi experiencia, pero creo que debe valer. Mi novela, El péndulo de Dios, está por alcanzar los 300 días en el top 100, de los cuales ha pasado por todas las posiciones, del 100 al 1, y se mantiene desde hace varios meses entres los quince libros más vendidos en Amazon.com (hoy está en el número 5 de los más vendidos en todas las categorías). Con esta información, en total a fecha de hoy y contando todas las plataformas de Amazon, no han llegado todavía a 10.000 las descargas de la novela. Anda cerca, muy cerca, pero no ha llegado. A mí particularmente me produce vértigo esta cifra, y me siento tan feliz como abrumado.
Por eso la pregunta que me hago desde hace varios días, y que origina esta reflexión, es: ¿si durante 300 días en el top 100, y unos 200 entre los 20 libros más vendidos de Amazon (incluyendo papel) no he llegado a 10.000 descargas, porqué hay autores que afirman haber vendido cifras astronómicamente superiores en mucho menos tiempo?
Se me ocurren varias respuestas, pero sólo una es que Amazon cuente mal...
Saludos,