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Amazonas, el pulmón de la Madre Tierra

Publicado el 07 agosto 2011 por Createandshare @CreateShareBlog

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El Amazonas fue bautizado así por el conquistador Francisco de Orellana, quien en 1541 se vio atacado por tribus de la selva americana en las que predominaban las mujeres, y las relacionó con la mitología griega, según la cual, en la costa sur del Mar Negro había un pueblo guerrero formado principalmente por mujeres,

La selva amazónica tardó en desarrollarse más de 22.000 años. Sus más de 5 millones de kilómetros cuadrados no sólo son un santuario de belleza sin igual, sino que esta amplia región posee la mayor biodiversidad de la que tenemos conocimiento, además de albergar a numerosas tribus que habitan en la selva desde tiempos remotos.

Biodiversidad inigualable

La importancia de este ecosistema es vital para el desarrollo de la vida en la Tierra. De hecho, la amazonia es considerada por muchos ecologistas como el pulmón del planeta, si bien existen teorías que tratan de desmentir esta afirmación. De cualquier modo, su valor ecológico es incalculable: en un espacio de 10 Km2 hay 760 especies de árboles, 125 clases de mamíferos, 400 tipos de aves, 100 de reptiles y 60 de anfibios, entre otras. Por otra parte, el Río Amazonas, de 7 millones de metros de longitud, es el mayor sistema hidrográfico del planeta: contiene las dos terceras partes del agua dulce disponible y lo habitan 200.000 especies de peces.

La selva amazónica libera el 50% del oxígeno necesario para la vida de los seres humanos y de las demás especies animales; además es la generadora de las corrientes de calor que, expandiéndose hacia el norte y hacia el sur, consiguen templar el clima del planeta.

Deforestación indiscriminada

ganaderia-amazonasSin embargo, la deforestación que sufre desde hace décadas es exponencial y sumamente preocupante. De seguir así, se estima que antes del 2050 no quedará un sólo árbol sobre el planeta, y mucho antes la vida ya será imposible. Además, los miles de incendios intencionales que se producen cada día destruyen aproximadamente 100.000 Km2 de jungla por año, y lanzan al espacio alrededor de 620 millones de toneladas de gases carbónicos (aproximadamente el 10% de todos los contaminantes presentes en la atmósfera).

Más de la mitad de la lluvia de la cuenca amazónica proviene del agua evaporada de la misma selva. La deforestación masiva provoca una pronunciada reducción en la lluvia selvática, haciendo que bajen los niveles de fuentes hídricas y de humedad ambiental. Sin selva no hay lluvia, y sin lluvia no hay agua dulce.

Los datos para este pasado mes de Junio de 2011, facilitados por Radio Netherlands Worlwide, son realmente dramáticos. A pesar de la insostenible situación y de la urgencia por un cambio en la gestión de los recursos de este paraíso natural, el National Institute for Space Research (INPE), ha publicado un estudio en el que anuncia que “la deforestación en el Amazonas Brasileño se ha acelerado durante el mes de junio. En su análisis exponen que 312,6 kilometros cuadrados han sido destruidos en junio, lo que supone un incremento del 17% respecto al mes anterior. Para llevar a cabo este estudio se han basado en el análisis preliminar de las fotos de satélite de la gran selva tropical de América del Sur.

En abril, más de 400 kilómetros cuadrados de bosque fueron destruidos en un solo estado, Mato Grosso, considerado una importante frontera agrícola y utilizada para la cría de ganado y cultivo de soja (transgénica, desde luego, y por cortesía de nuestros queridos amigos de Monsanto). Estos hechos se contraponen a los acuerdos que tomaron en la cumbre sobre el cambio climático de las Naciones Unidas en 2009 en Copengaue, donde Brasil se comprometió a reducir la deforestación del Amazonas en un 80% en 2020″.

Toma de conciencia colectiva

Dado que los gobiernos juegan a favor de las empresas que explotan indiscriminadamente este territorio, las únicas acciones significativas que los ciudadanos podemos llevar a cabo son la denuncia social acompañada de una vida acorde a los valores que sustentan nuestras protestas. Ecologismo y sostenibilidad no deben ser ya palabras utilizadas exclusivamente por un movimiento “verde”, sino parte de nuestra realidad cotidiana. La necesidad de un cambio en nuestra manera de relacionarnos con el planeta que nos dio la vida es, ahora más que nunca, una cuestión de urgencia.


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