La incomprensión crónica, la falta de signos democráticos diáfanos y la soberana incultura social que se vive en Latinoamérica, van a matar los pocos signos de “hermandad humana” que aun, de vez en cuando, manifiestan algunos pueblos y gobiernos del área. No quiero decir que en otros continentes se haga mejor, pero, en el europeo por ejemplo, la vocación de solidaridad para con los oprimidos del mundo, es un poco más real y palpable, no importa detrás de que convenciones y conveniencias escondan sus verdaderos intereses, de los económicos hablo, por supuesto.
Lo digo porque cuando nos ponemos a pensar que los brasileños son actualmente individuos libres, que viven en un país que a duras penas ha logrado alzarse como faro económico de modernidad y democracia, dentro de un continente que pocas veces ha vivido tiempos de calmas sociales y de abundancia económica. Y después de haber sufrido décadas nefastas de dictadura y de gobiernos corruptos. Cuando sabemos, que hoy, no solamente viven aterrados por el puño de los narcos y los paramilitares, sino que también por el de sus gobiernos, el actual y el precedente, que a diario se ven obligados a tomar medidas antipopulares, a expensas de sus promesas de campaña, como paradójicamente se constata. E inclusive cuando vale la pena apreciar sus adelantos en cuestiones de esta índole y aplaudir su afán de seguir luchando por un porvenir mejor…
Me es inconcebible aceptar que es verdad lo que leo… que hoy manifiestan en sus calles contra la visita de una de las “figuras creíbles” de la oposición democrática de un país hermano. Hablo evidentemente de la estancia “oficializada” de Yoani Sánchez en la tierra gigante sudamericana, esa gran nación llamada Brasil, tierra mestiza, de brasileños; y de humanos aparentemente ciegos…
Por los cuales, dicho sea de paso, tanto hemos abogado los cubanos desde tiempos ancestrales.
El pueblo cubano, nosotros todos, los de adentro y los de afuera. El cual todos sabemos, ya que no es secreto para nadie, que vive bajo alforjas verde olivos después de la otra era… se siente ofendido por la manera en que latinoamericana nos observa atontada y sin decir nada que sirva a ayudarnos.
El caso de Yoani se conjuga igual: Ignorándola, ignorándolo… ¡Nos ignoran!
Como si se tratara de la Tirana Bandera que ondea en el infierno rojo caribeño…
Me parece estar viviendo un cuento viejo en el cual los fantasmas del reino castristas divagan por todas partes… montando cortinas de humo frente a los ojos atónitos de sus drogados habitantes, zambulléndose en silencio en lagos de metralla politizada, que secan entre las brumas de la arboleda que hay detrás del pueblo; de espaldas a este, mejor dicho. Todos metiendo presión sin tener que salir de los muros del castillo, para lograr que los señores feudales extranjeros, traten a sus sujetos, en predios de estos, tal y como ellos los tratan en sus casas. Para que de sus gritos no se oiga nada, como intramuros en la Habana, resumen heteróclito de una isla agendra miedo desde sus entrañas.
Ahora bien, que nadie venga a contarnos que América Latina es un continente lleno de personas buenas, diferentes y dadas a sus semejantes, que eso es una reverenda mentira y nunca fue así.
Y que nadie se me ofenda, pues para creer lo contrario, primeramente tendrán que demostrarnos vuestra incondicionalidad proletaria y vuestro respeto al derecho ajeno y a pensar diferente. Insisto, estoy más que indignado por las injurias que se hablan y hacen contra nuestro pueblo por casi todos los lares del continente latinoamericano. Quemando por ejemplo nuestros símbolos patrios, que aunque no tengan marca registrada, forman parte del recuerdo imperecedero de nuestra esencia, la cubana, como ocurrió recientemente en Bolivia. Que incultos tienen que ser todos para no saber que los oprimidos somos nosotros y ustedes mismos, reitero, nosotros los cubanos del pueblo.
Y que es el vejestorio que nos domina, a ustedes latinoamericanos incluidos, el verdadero protagonista malo del cuento. Pues nos mantiene encerrados, excluidos y privados de tener una existencia social acorde, censurándonos la vista, el cerebro y el verbo.
A esa parte del pueblo cubano van dedicadas mis letras, a esos mismos compatriotas que leen con orgullo que Yoani Sánchez tuvo la suerte de ser recibida en Brasil, después de años de llanto en los que ni a la esquina la dejaban ir. A esos que hoy se sienten ofendidos, justamente porque a todo lo que antes dije, tenemos igualmente que añadirle el aceptar que la tiranía logró a palo y mazo prepararle un comité de recepción, a golpe de samba leninista. Que cosa tan irónica el tener que explicarle a un continente que se está batiendo contra un agente de la libertad. A nosotros, ténganlo por seguro para que no se equivoquen mancillando el nombre de Cuba, a nosotros nunca nos verán alegando nada inaudito contra nadie, ni defiendo criterios predispuestos por politiqueros de humo.
Que nadie se cuente más que somos hermanos, porque con justeza y por culpa de vuestros burdos sistemas de apreciaciones, de vuestros dilemas de fondo y de vuestro romanticismo melancólico, devoto del culto a la personalidad y de la idolatría a todo aquel que diga ser dios cambiador, están llevando a cabo actos injustos que la historia juzgará; como siempre pasa, tiempo después, a nivel de pueblos. ¡No lo somos; y creo que ni amigos llegaremos a ser un día, si continuamos ignorándonos!
Esta tendencia se ha visto amplificadas en los últimos tiempos por la incoherente y reaccionaria gestión de los gobiernos populistas aflorados por todo el continente. Y es por eso que hoy nuestras banderas son quemadas a diestra y siniestra y los Venezolanos manifiestan frente a la embajada cubana representante del régimen, como imagino solíamos hacerlo en los tiempos en que servíamos de mina a España. Bien entendido, tampoco es secreto para nadie que muchos países del continente son manejados desde la Habana, no solo ellos. Por lo que reitero que no somos hermano y que quizás nunca lo fuimos, porque nadie puede decir que entierra a su familia en la indiferencia total.
Y hoy continuamos más que antes alejándonos, matando todo vestigio de vecindario unido, que pueda presagiar la construcción de esa gran nación latinoamericana con la que cual soñaron nuestros próceres. Que a muchos nos iría bien ¡Pero primero, yo quiero mi patria; recuperada…!
Cuba nunca ha tenido vocación colonialista, ni guerrerista, ni ideológica, ya que de todo corazón siempre hemos estado en contra de las dos primeras acciones, aunque en el pasado hayamos tenido que recurrir a una para eliminar la otra; y hoy sigamos sumidos a un régimen político obsoleto. Pero los cubanos no somos perros, como para soportar que si nuestro amo se comporta mal y sume a sus vecinos, los puñetazos revengan directamente sobre nuestros rostros; y no vayan a parar a su hocico.
¡Manifiesten en sus países, por ustedes; pero no ayuden a perennizar la tristeza en tierra ajena…!
La culpa es y que quede claro, de nuestros jefes en jefes, que derivan su navío, mientras esclavizan su pueblo, tratan y manipulan con el extranjero. Pero ni eso da razón para pensar que somos iguales, que los unos son malos y los otros somos plaga; pues en nombre de la diferencia, tenemos almas.
El legado latinoamericano, en general, no es más que la etiqueta de un viejo cofre lleno de tabúes, de naciones prepotentes y de irreverencias eternas, de balas a mansalva y de democracias a media asta.
Picture: Seminario: “Transformaciones Sociopolíticas en América Latina” Universida de Alcalá (Google)
Web: http://www.ielat.es/inicio/index.php?option=com_content&view=article&id=1096:seminario-transformaciones-sociopoliticas-en-america-latina&catid=6:conferencias-y-seminarios&Itemid=90
Archivado en: Selección de articulos Literarios de mi autoría.