AMÉRICA LATINA ESTÁ REVUELTA
WILSON A. ACOSTA S.
América Latina está revuelta. De oriente a poniente se siente el fragor de la contienda social. La tecnología introduce en nuestros hogares los acontecimientos en el momento exacto en que se van produciendo. Somos espectadores y a la vez partícipes emocionales de esos hechos que viven los pueblos hermanos de américa.
Nuestro país no se halla a salvo de esos sucesos. Hasta nosotros llegan esos motivos que son comunes en el área y que alimentan las protestas, la subversión y el desorden financiados por sectores poderosos. Hay quienes se han atrevido a hablar de posibles pobladas o desgracias mayores. Se entusiasman sectores locales que desesperan por la dilatada permanencia del partido de Juan Bosch en el poder.
Chile, Colombia, Brasil, Argentina, Ecuador, Nicaragua, Venezuela, Haití, se encuentran en permanente inestabilidad unos y ciertamente amenazados otros. En un abrir y cerrar de ojos, con sus respectivas peculiaridades, se asoma el fenómeno social en todos estos países. En Bolivia se ha dado una ruptura del orden constitucional, etapa que se suponía ya superada con la desaparición de la guerra fría y del “peligro comunista.”
El orden constitucional en Chile y en Colombia pende de un hilo. Haití es una tragedia que pende como espada de Damocles sobre nuestra nación.
Entre bastidores se comenta que el origen de todo aquello no es netamente espontaneo, que manos y cerebros ocultos alimentan este peligroso estado de cosas que ha envalentonado a la extrema derecha, poniendo en riesgo la precaria estabilidad democrática que con sus altas y sus bajas se ha establecido en nuestra región.
Hay quienes opinan que el siglo veintiuno inaugura un nuevo siclo para la historia de la humanidad, que la composición del poder económico entre las actuales potencias está definiendo el futuro globalizado que nos tocará vivir.
La República Popular de China en su meteórico avance va instalándose en el propio patio de la gran potencia del norte, esta, a su vez, ya prepara la ofensiva para detener dicha intromisión. Vivimos pues, bajo los designios de las grandes potencias que se reparten el dominio del mundo. La GeoPolítica se impone. El hermano mayor traza la ruta a seguir.
Nuestro país atraviesa hoy por una delicada situación, estamos frente a un complicado proceso electoral en que el órgano institucional que tiene la responsabilidad de dirigirlo es víctima de una política de descrédito con la finalidad aparente de dañar los comicios que tenemos a la puerta. La paz, el orden en nuestro país, dependerá del respeto y del grado de credibilidad que los partidos políticos y la sociedad civil profesen a las decisiones que habrá de evacuar la Junta Central Electoral en el cumplimiento de tan importante misión.
Pues ya se especula en los mentideros políticos, que está al asecho un pérfido caballo de Troya oculto en la barahúnda de la campaña que realizan los partidos políticos, haciendo presencia en las redes, difundiendo confusos mensajes, dispuesto a hacer abortar y hacer trizas sus resultados llevándose de encuentro la estabilidad la paz política y el progreso que hace tiempo transita la nación dominicana.
Para lograr superar los niveles de conflictos que haga posible el entendimiento en estos momentos de pasión partidaria y evitar grandes males a la nación, debemos apelar a la razón de los que nos dividen, a los responsables de la economía del país, a la sociedad civil y demás instituciones democráticas, para que unidos en un esfuerzo patriótico, acuerden… y liberen de posibles episodios trágicos al pueblo dominicano, que no merece más sufrimientos.