Estaba de rodillas apoyada en su cama, con mi notebook. Estaba revisando cosas, trabajando, mientras él hacia sus cosas, cocinaba, escuchaba su música.
Era una visita de amigos, éramos amigos, si claro, lo sabíamos.
Lo llamé porque quería mostrarle algo, era algo interesante, seguro, tenía que verlo.
Se arrodilla junto a mí, se acercó lo suficiente. Se me aceleraron los latidos, en realidad no era mi amigo, me seguía gustando demasiado, nunca ha dejado de gustar. Fue cuando nos acercamos y nos besamos, ambos sabíamos que nos seguíamos gustando, que todo estaba intacto pero no sé por qué decidimos alejarnos.