Revista Literatura
Amor culpable.Capítulo 3
Publicado el 28 enero 2017 por DanielaCapítulo 3
Leandro y Luján llegaron al restaurant un poco tarde debido a la reunión en Inversiones del Sur.En la misma Genaro se había mostrado tan profesional como siempre a pesar de que ella se esforzó por mostrar una intimidad de amantes con Leandro.
—Te digo que ese hombre es de piedra—dijo él abriendo la puerta.
—La próxima vez nos besamos y a ver si no reacciona —dijo ella con una sonrisa.
—¿A quién vas a besar rubia? —dijo una voz ronca que asustó a los amigos.
Nahuel sonreía maliciosamente al verlos asustados.
—Los asuste —dijo besando en los labios a su novio y a ella en la mejilla.
—Jaja ¿Te crees muy gracioso? Casi me da un infarto —dijo Leandro.
Un camarero apareció y los llevo a la mesa de siempre.
— ¿Qué están planeando niños? —preguntó Nahuel.
—No te preocupes Nahuel sólo pensaba robarle un par de besos a tú amor para darle celos a Genaro —explicó ella con inocencia fingida.
—Brujas —dijo sonriendo—.El juego que pretenden jugar es muy arriesgado pero son adultos y sabrán lo que hacen.
—Eso sonó muy mal como si fueras nuestra madre y nos hablaras de la vida —dijo Leandro.
—Es obvio que no soy tú madre ¿No? —sonrió dejando al otro hombre embelesado con su sonrisa.
—Basta —protestó Luján—.Dejen de ser tan empalagosos.
—Está bien rubia no te enojes ni pongas esos ojos de gata a punto de atacar —dijo riendo.
—¿Tienes la investigación de Genaro? —preguntó ella.
—Si pero no es lo que esperábamos.
—¿Qué pasa Nahuel? —preguntó Leandro
Nahuel empezó a explicarles lo más importante del informe.La hija de Genaro.
—¿No es su hija? —preguntó ella.
—No.Al parecer su esposa lo engañaba y el decidió seguir con el matrimonio aún sabiendo que no era su hija —explicó Nahuel.
Siguieron leyendo el informe pero no existía nada más.Genaro era un hombre intachable y adorado por todos.
—¿Qué vas a hacer? —preguntó Leandro.
Luján estaba absorta viendo una foto de Genaro con su hija Luz.La niña tenía siete años y era el fiel retrato de la felicidad en los brazos de su padre.Las diferencias estaban ahí así como el amor que se profesaban.Él alto, moreno y de cabello negro como la noche y la niña pelirroja como su madre.
—No lo sé —dijo con lágrimas en sus ojos mientras sus amigos intentaban consolarla.