A veces pasa que caminamos como autómatas,
sinsentido de la existencia alguno.
Y nos perdemos. Nos olvidamos de entregarnos las manos
y cruzarnos los dedos.
Otras veces sucede que lo burdo nos alcanza,
pese a nuestra voluntad de ser esquivos.
Y nos perdemos. Nos concentramos en lo superfluo
que es el total que no tenemos.
Extrañas veces ocurre que ignoramos cómo vernos,
y el blanco hastío se hace destino.
Y nos perdemos. Nos obcecamos en separarnos,
cuando no formamos más que uno.
Pero llega –siempre llega- ese instante de verdad que nos sitúa juntos,
tal que un imán.
Y nos tenemos.Nos acercamos con ojos cansados pero nuevos,
que sienten el ridículo.
Mas llega –siempre llega- el justo punto de lucidez
que nos regala tan singular amor.
Y nos tenemos. Nos abrimos como las puertas de la razón,
olvidando lo minúsculo.
Alegremente llega –siempre llega- esa noche del azul en el verde,
del rojo y del calor.
Y nos queremos. Nos queremos como locos y como ellos, los cabales,
jamás sabrán…