Capítulo 10
Evelyn despertaba con el cielo nublado y una llovizna que duraba demasiado para los inicios de la primavera en Buenos Aires.―Hola ―dijo la voz más dulce del mundo.Ella sonrió aún con los ojos cerrados y sintió el roce de los labios de Adrian en su mejilla.De inmediato su calor la envolvió y lo abrazó con ganas de no soltarlo jamás.―Me podría quedar así por siempre ―dijo riendo.―Eso sonó muy dramático ―dijo él también riendo.―¿Qué hora es Adrian?.―Las nueve y sigue lloviendo ―dijo visiblemente cansado.―Tengo que ver a Alejo.Tiene que desayunar ―dijo ella intentando levantarse.―Tranquila ―dijo evitando que se levantara ―.Su niñera está con él y ya desayunó.―Quiero verlo.―Primero quiero que te relajes.Te preparé un baño con sales aromáticas.―De acuerdo ―dijo dándole un beso en la frente―.Enseguida vuelvo ―dijo corriendo al baño.Una vez metida en la bañera los recuerdos del día anterior volvieron a perseguirla.Milagros estaba muy enojada con ella.Se preguntaba qué pensaría Lujan sobre lo ocurrido.Tenía que hablar con sus amigas y hacerles entender .Ya habían sufrido demasiado, era momento de ser felices.Media hora después se reunía con su hijo y el hombre que amaba en el jardín.―Tienes una casa hermosa ―dijo él.―Regalo de Milagros ―dijo ella―.Cuando Alejo cumplió un año se la regaló.―Quiero dejar algunas cosas en claro.―Te escucho Adrian.―Entiendo que, por lo que escuche, gracias a Milagros nuestro hijo está vivo.Pero eso no significa que vaya a tolerarle todo.Puedo respetarla porque es tú amiga pero si se pone en contra de que formemos una familia haré lo necesario para alejarla de nosotros.―No hables así.Hay muchas cosas que no sabes y otras que ni siquiera yo sé.Ella es como es por muchas razones y todas validas.―Evelyn quiere destruir a su padre ―dijo él enojado.―Se lo merece ―dijo ella con convicción.―¿Qué? .No puedes decir eso.―Claro que puedo y lo digo.Lorenzo Granados le contó todo a Milagros.―Y a ti también por lo visto.―A las tres.Fue una suerte que nos encontrara.―Y no hay que ser adivino para darse cuenta que Milagros se casó con él por dinero.Evelyn sintió la rabia crecer en ella pero trataba de contenerse.―Imbécil ―dijo rodeando la mesa―.Pues claro que se casó por dinero ¿Sabes qué? Ese dinero salvó la vida de tú hijo.―¿Cómo? Explícame porque estoy harto de las amenazas y las cosas dichas a medias.―Muy sencillo.Trabaje con las chicas de limpieza hasta el octavo mes pero mi presión arterial se fue a las nubes.Cuando por culpa de Adriel nos corrieron del último trabajo.La vida de Alejo pendía de un hilo sino me atendían correctamente.Cuando apareció Lorenzo de inmediato nos ayudo.―¿Cómo no iba a hacerlo si con eso se vengaba de Juan?.―Ya lo sabes entonces.No entiendo porqué te pones de está manera.Juan fue un desgraciado que se enamoró de su secretaria y no tuvo el valor de enfrentar a su familia porque pertenecían a diferentes clases sociales.―Me recuerda a alguien que conozco ―dijo irónicamente. Evelyn lo miró asombrada.Pero no podía ser cierto y aunque su corazón deseara con todas las fuerzas creer en sus palabras no lograba borrar sus dudas.―Por favor.Jamás te creería ―dijo ella.―Fui un cobarde pero aprendo de mis errores.―Yo te amaba pero hiciste pedazos ese amor.―Ayer no pensabas lo mismo cuando hacíamos el amor.―Adrian estoy tratando de hacer lo mejor por nuestro hijo.Si vamos a formar una pareja es lógico que hagamos el amor.―Me sigues amando y no veo razón para discutir ―afirmó él.―Nunca lo negué pero eso no significa que me guste.Pasaron muchas cosas y va a tener que pasar mucha agua bajo el puente para que vuelvas a escucharme decir esas palabras .―Me encantan los retos ―dijo él sonriendo mientras buscaba sus labios.―Hagamos un trato.―Dime ―dijo ella sentándose en sus piernas y acariciando su espalda.―Quieta que me distraes ―dijo él inmovilizando sus manos.La risa de ella era un regalo del cielo y haría cualquier cosa por escucharla todos los días.―Vamos a concentrarnos en nosotros, en nuestra familia.Dijiste que no habría venganza.―Oh es que la venganza consistía en casarme contigo y bueno ya todas las revistas tienen una entrevista exclusiva sonde anunció nuestra boda.―Bien.Me equivoque en el pasado al ocultar mi relación contigo.No tengo excusas más que mi cobardía o no sé que.La verdad no sabría decirte las razones concretas pero me equivoque.―Mmm podría acostumbrarme a escuchar tus disculpas.Serías mi esclavo ―dijo ella bajando su mano peligrosamente cerca de la cintura.Adrian cerró los ojos ante semejante placer.―Alejo puede vernos ―dijo él suavemente.―Vamos adentro ya mismo ―dijo tirando de él.Al llegar a la habitación él la comió a besos.―Tenemos que hablar ―dijo él débilmente.―Mírame ―dijo ella tomado su rostro ―.Empezamos de cero y nuestro mayor reto es superar el pasado.―Tus amigas, mis amigos y Juan forman parte de nuestras vidas.―Sí y no los dejaremos fuera pero tampoco pueden influir en nuestras vidas como hace un momento ―dijo ella recordando la pelea sobre Milagros.―Eres maravillosa ―dijo él totalmente embelesado por ella―.No sé que habré hecho bien la vida para merecerte pero no desaprovecharé está oportunidad.Te amo.―Adrian ―protestó ella.―Te amo, te amo ―susurraba él mientras la llevaba a la cama por las escaleras.Hicieron el amor lentamente y Evelyn no dejo de escuchar te amo de boca de Adrian.Cuando ambos llegaron al clímax se quedaron abrazados.―Gracias ―dijo ella abrazada a él.Evelyn pensó que no podría ser más feliz.Era un buen comienzo para ellos pero presagiaba que en el futuro tendrían muchas peleas ya que Milagros tenía planes realmente terribles.Por el momento solo quería concentrarse en su hijo y el hombre que,por lo visto,la amaba.Sonrió complacida al escucharlo decir que la amaba.Lo haría sufrir un poquito antes de admitir que nunca dejo de amarlo.Una risa se le escapó.―¿Y esa risa? Ya sabes lo que se dice de quien se ríe solo―preguntó él.―Mmm no te preocupes y hazme el amor de nuevo.―A sus ordenes mi señora ―dijo él y ambos rieron.
Evelyn dejo de pensar en todo y se concentró en ella por primera vez en años.Era una mujer adulta y sin duda encontraría la solución para que nadie saliera lastimado.