“Palabras cruzadas”
“Los amores son así, algunas veces son como las épocas de ‘entre tiempo’, otras son como el invierno frío o el cálido verano” (JM)
El amor… El amor… El amor… Curiosa palabra. Aquellos que comienzan en él se ven iluminados de repente por un conjunto de emociones, la inseguridad se contrarresta con la ilusión, el odio con la pasión, el calor con el frío… Así podríamos seguir hasta que la luna saliera, el sol se escondiera y volviera al amanecer para desearnos buenos días. Unos creen en él, otros lo intentan y unos pocos desean huir para simplemente… No sentir. Pero todos le buscamos en una etapa de nuestra vida, e incluso sin buscar, aparece.
El otro día hablando con un amigo le comenté: “creo en la atracción, la pasión y el sexo, pero no en el amor”, a lo que me respondió: “el amor está en todo eso”. Nunca me he enamorado, pero creo que si llegara el momento sería mucho mas de lo que he comentado antes. Las relaciones son complicadas, diferentes, sorprendentes, se moldean a gusto de los consumidores, se asemejan a sus cuerpos y se adaptan a un baile que comienzan a aprender nada más juntarse dos personas en medio de la nada, o tal vez en medio del todo. Unos van despacio, recreándose en cada uno de los detalles y rincones del otro yo. Otros deciden ir deprisa porque el mañana es traicionero y nunca se sabe si acaso todo seguirá su curso, o decidirá guiarse por otros pasos. E incluso unos pocos simplemente se dejan llevar sin prisa pero sin pausa, sin pensar, solamente disfrutando y todo se irá viendo en su momento.
No se puede controlar, no se puede domar, no se puede calcular, no es rutinario, es imprevisible como un animal salvaje que intenta salir corriendo sin saber el rumbo que va a tomar. El amor es así: frío, caliente, templado, duro, espeso, blando, denso… Es tantos adjetivos como palabras hay en el diccionario, e incluso más.
Él es así, y como en un ultimátum de película en blanco y negro: “lo tomas o lo dejas, pero decídete o pasa de largo”.
A veces me quedo sin inspiración, cuando ocurre pregunto a mis musas en búsqueda de un poco de luz. Esta vez él ha servido de muso, un gracias con sabor primaveral.