Revista Literatura
Amor sereno
Publicado el 26 febrero 2016 por RoggerLa libertad es un desierto sin luna ni despojos.
Con lealtades y valía, síntomas que reconozco.
Donde sol no es raíz de soledad, sino de sensación,
donde se acepta el regreso pletórico y festivo.
No se niega la certeza del buen juicio,
se tiene el exacto sinónimo de esperanza.
Y que los fríos nocturnos se lleven
la luna rota y traigan aires de futuro,
para saborear los delirios, la calma y el regocijo.
Los buenos días donde cabalguen
desayunos palta, queso y mantequilla,
tapices panameños, siesta, televisión
y ensayos de ton y son;
pagar las cuentas, ahorrar, gastar, viajar.
Endeudarse con la historia y pagar con la sensación.
Trabajar, sentarse, caminar y vencer,
escuchar música, bailar y cantar entre amigos.
Cosas simples como la cruz de los cristianos,
el fútbol de los domingos, el piano y la guitarra.
La libertad como un presagio.
Como la sustancia del trabajo,
como su consecuencia;
como vencer los dilemas,
como mirar el alma.
Como los abriles únicos
que se guardan en fotos viejas e impecables,
donde todo comenzó y terminó
en una austera negligencia de casarse.
Recordar a los vibrantes amigos que acompañaron,
la oscura noche de lluvia y granizo
donde apenas se tenía para gastar proyectos.
Recordar aquel beso marfil, seductor y modesto,
que a la postre perduraría.
Porque no todo se sustenta en un beso carnal é invasor.
Porque todo puede ir más allá de la mera sexualidad.
Porque nada es tan decisivo como la simple lealtad.
Volver a casa y encontrar la mirada sin reproche,
un café caliente, un largo abrazo, una palabra.
Algo que es mucho más que enamorarse.
Algo que se puede llamar vivirse,
simultáneamente, absolutamente, cotidianamente.
Algo que puede ser la secreta mezcla de valentía y dulzura,
pasos serenos, entrega sin pausa, noción de pertenencia.
Algo indefinido que obliga a siempre andar buscando las palabras justas.
La libertad es un constante asedio.
Sin cuerpos perfectos pero con sano corazón.
Una vida, un mundo.
Breve y largo, todo o nada.
Una cinta de fuego.
La libertad no es una palabra justa
ni una piedra preciosa.
Es conciencia de olvido por olvido,
entrega por entrega.
Siempre paga, siempre cobra.
Es sentir y sentirse,
sufrir y sufrirse,
caminar y perderse.
De: "AMOR NUESTRO" Copyright © 2016 de Rogger Alzamora Quijano