Son muchas las tardes de espera de tus mensajes, ya ni mi teléfono suena ni el tuyo llama...
Aún recuerdo tus repetidos despidos generados por mi mente subida en aquel coche cuando mi mirada perdida recorría aquella carretera con un fondo sin salidas...
Nunca olvidaré cuando en aquellas fiestas toda mi ropa la hacía de abrigo, cuando mi cuerpo era como una estufa para una casa fría...
Aún recuerdo quien me enseño a "querer", no solo digo a querer a una persona, sino a "querer vivir", a "querer estar", a "querer estudiar" y ante todo a "querer ser mejor persona".
Nunca olvidaré quién me cambió la vida, quién hizo de mi vida una vida mejor...
Solo queda decir, que desde lo que no ha caído en el olvido de mi mente, ninguno de mis días ha sido el mismo.