(Amy & Roger's Epic Detour)
de Morgan Matson
Traducción de Aida Candelario Castro
Amy no quiere que llegue el verano. Su madre ha decidido mudarse al otro extremo de los Estados Unidos, y ahora Amy tiene que llevar el coche de California a Connecticut. El problema es que, desde la muerte de su padre en un accidente de tráfico, no se siente capaz de ponerse al volante.
Y aquí entra Roger, un amigo de la infancia que también debe viajar al otro lado del país, y que carga con sus propios problemas.
A medida que avanzan, ambos descubrirán que las personas que menos esperas pueden convertirse en las más importantes y que a veces es necesario dar algunos rodeos para llegar a casa.
Siempre que Andvari me recomienda un libro, sé que va a ser una lectura especial. Llevaba oyéndole decir maravillas acerca de esta novela desde hacía mucho tiempo, así que cuando la empecé fue casi imposible dejar las expectativas a un lado. Y lo cierto es que, a pesar de todo, me ha encantado.
La historia que nos plantea Morgan Matson es sencilla, pero yo creo que lo que hace grandes a estos libros son los detalles escondidos entre sus páginas. Y, desde luego, Amy y Roger está plagado de ellos. Como bien dice Andvari muchas veces, la forma de contar la historia importa muchas veces más que la propia historia, y en casos como este estoy completamente de acuerdo.
No os voy a engañar: el estilo de la autora no es maravilloso y sorprendente, ni está cargado de frases superprofundas. Sin embargo, a lo largo de la historia sí que hay una serie de reflexiones que me han parecido de lo más interesante y aportan muchísimo a la novela, tanto, que a veces me han parecido más importantes que la trama en sí.
Amy ha perdido a su padre hace poco, por lo cual las reflexiones acerca de la vida, la muerte y la familia son bastante frecuentes. De hecho, los personajes son el punto fuerte de la historia, y Amy se aleja de muchas protagonistas del panorama de la literatura juvenil actual. Ni es la típica chica enamoradiza, ni es tampoco la ahora típica joven fuerte y decidida capaz de enfrentarse a todo lo que se le ponga por delante. Es, simplemente, una chica que ha perdido a una de las personas que más quería y vive atormentada por algo que tendréis que descubrir si leéis la novela. Morgan Matson ha sabido plasmar esos sentimientos a la perfección, por lo que consigue que te pongas en la piel de la protagonista rápidamente.
Por su parte, Roger también me ha gustado mucho como coprotagonista. Sin embargo, como punto negativo tengo que decir que no me ha gustado que la autora haya insistido tanto en su físico perfecto cuando solo con su personalidad ya conquista. Es una pena que haya caído en este eterno tópico a la hora de caracterizarlo, porque Roger es uno de los personajes masculinos que más me han cautivado en mucho tiempo gracias simplemente a su manera de ser.
Cambiando de tercio, algo que tengo que mencionar también es la propia edición del libro. La historia cuenta con el aliciente de que no está compuesta solo por texto, sino también por imágenes: a lo largo del libro nos encontramos con toda clase de tickets de compra, notas, cartas, folletos... Todos ellos no solo complementan la historia, sino que realmente forman parte de ella, con tanta importancia como el propio texto.
De hecho, el final mismo de la novela es un ticket, y me pareció un detalle genial y uno de los múltiples detalles que han contribuido a que esta fuera una historia tan especial. Eso sí, por lo que he leído en varias reseñas no todo el mundo ha sabido entender ese final, así que si es tu caso te recomiendo que te fijes atenta
En definitiva, Amy y Roger esuna historia fresca y sencilla, muy fácil de leer, pero que demuestra no pecar de simple si prestas atención a los detalles. De lo más recomendable para este verano. Y no, no hagáis caso al subtítulo de la portada: en esta novela no hay nada de empalago.
Lo mejor: Los detalles escondidos entre la historia.
Lo peor: El subtítulo.Te gustará si... te apetece perderte por las carreteras de los Estados Unidos en buena compañía.