Recordando que la intención es analizar el juego de Riquelme en el Boca campeón del Apertura 2011, pasamos ahora a ver el partido disputado en el estadio Diego Armando Maradona donde el local, Argentinos Juniors, recibía a un Boca que venía de jugar contra Estudiantes de la Plata.
Al igual que el de Lanús, la elección de este partido tampoco es caprichosa puesto que algunos jugadores del plantel después de haberse coronado campeones lo señalaron como el único partido del campeonato en el que habían merecido perder.
Vale aclarar que cuatro jugadores del equipo titular de Boca habían sido partícipes del amistoso internacional disputado en Brasil entre el seleccionado anfitrión y la selección Argentina el miércoles previo al partido con Lanús, Viatri, Mouche, Clemente Rodríguez, y Orión, a los que se les sumaría Chávez quien no era titular en Boca. El miércoles siguiente al partido de Lanús, Boca recibía a Estudiantes de la Plata, y al domingo siguiente visitaba a Argentinos Juniors. Señalo esta seguidilla de partidos teniendo en cuenta que Boca no tenía un equipo de juveniles, por lo que el trajín debía sentirse indefectiblemente.
A continuación presento las formaciones de los dos equipos:
Pasemos ahora a ver el primer tiempo. Observaremos cómo de manera sistemática, Boca emplea el pelotazo en cada salida pretendiendo que los delanteros pivoteando en las puertas del área contraria bajaran de cabeza para la llegada de los volantes. Esto implica dos cosas: La división de la pelota, y la garantía de que Riquelme no influirá en el juego del equipo. Recordemos que las características del 10 de Boca son de tenencia defensiva y ofensiva, de elaboración, y de ataque, por lo tanto, en pelotazos aéreos poco puede pedírsele. Intervendría sí, en caso de que los delanteros consiguieran bajar la pelota, cosa poco probable cuando se utiliza esta jugada como método.
Lo explico brevemente: Un pelotazo aéreo siempre es impreciso porque intervienen factores ajenos a las cualidades de los futbolistas, lo mismo sucede con la recepción de cabeza. De modo que una salida imprecisa más una recepción imprecisa, da como resultado una jugada dividida, y si a todo le agregamos que el defensor rival está molestando al delantero para impedirle saltar con comodidad, estamos hablando casi de una pelota perdida.
Veamos entonces el sistema que utiliza Boca para salir jugando durante el primer tiempo, podremos ver que teniendo posibilidades de salir jugando, prefiere dividir la posesión.
Obviamente, Riquelme no influye en ese juego.
Verán que un jugador de Boca recibe la pelota rechazada por un jugador de Argentinos. Cualquiera puede decir que entonces la jugada dio resultado.
A mí me parece que se trata de una casualidad si pensamos en las condiciones en las que se hace de la pelota: Un pelotazo largo que rechaza un defensor de cabeza, tres circunstancias cuya precisión es improbable. También podría haber cabeceado mal el defensor y dejársela picando al delantero que tiene al lado, sin embargo, nadie le daría atribución de esa jugada a una virtud de Boca. Aclaro todo esto para ir entendiéndonos como si fuésemos chicos de segundo grado, porque a ese nivel han llevado al fútbol argentino los mismos que se preguntan porqué nos va tan mal en los mundiales.
Dejando pasar jugadas similares, encontraremos que Viatri, a quien debemos valorar por su esfuerzo, su ánimo aún cuando lleva las de perder, y que algunas veces convierte en jugables pelotas imposibles, consigue a veces cabecear con serias dificultades. En su lugar, yo interrumpiría la práctica de estas jugadas en el entrenamiento con la clara intención de ahorcar al DT.
Vean en el video las numerosas dificultades que tiene el pobre Ervitti para controlar una pelota que viene de un pelotazo, y que Viatri gana de cabeza. Cuando logró controlar, ya todo el mundo está viendo los goles de la fecha.
Quiero aclarar que he decidido quitar el audio del relato para que no se evidenciara tanto el nombre del los jugadores que se equivocan ya que, como pueden verificar en partes anteriores de este análisis, sólo me limito a mencionar el nombre de los futbolistas que intentan terminar bien o terminan bien una jugada. En su reemplazo agrego partes de canciones que tengo a disposición y que no están destinadas a ilustrar la imagen.
La empatía que reclamo a ciertos hinchas en otra sección de El 10 y 10 más, debería también reclamársela a ciertos entrenadores que evidentemente no se ponen en el lugar del jugador.
Lamentablemente nos hemos acostumbrado a no indignarnos con partidos de este estilo, los jugadores se acostumbraron, los hinchas también, y con este fútbol solamente se benefician parcialmente quienes han inculcado durante muchos años la idea conforme a la que lo único que importa es el resultado.
Mañana sigo con el análisis, siempre que esta depresión no decantare en el suicidio.