Análisis Terraria (XBox 360)

Minecraft en 2D. Sin duda, ésa es la primera impresión que causa Terraria a los ojos de cualquier jugador. Y aunque las comparaciones son odiosas, hay que admitir que la influencia es innegable. Resulta imposible no pensar en un primer momento que estamos tratando con una especie de clon de Minecraft, y que encima está limitado a una jugabilidad en 2D. Sin embargo, esta aparente limitación hace que el juego se beneficie de un enfoque y un sistema de mapeado similar a Metroid o Castlevania.

La premisa es bien sencilla. Somos un cruce de Antonio Molina y John Rambo, abandonados a nuestra suerte en mitad de una montaña, con un cuchillo y sed de justicia. Tendremos que movernos ligeros, escalar, explorar, cavar en busca de minerales y metales preciosos, cazar conejos y comer cosas que harían vomitar a una cabra. Y también talar árboles, recolectar madera y champiñones, y construírnos un buen refugio para poder pasar la noche. Todo se reduce a sacar el máximo partido de nuestro entorno, y en definitiva, a sobrevivir día a día.

El control y la jugabilidad son muy básicos. No hay apenas aceleración, inercia o peso. Es algo aceptable, ya que nuestro personaje (al que por cierto podemos customizar a nuestro antojo) es más bien un punto de referencia, un epicentro de nuestro propio rango de interactuación con el escenario. Con respecto al interfaz de edición, aquí no hay ratón de ordenador que valga. Utilizamos el analógico secundario del mando, y tengo que admitir que funciona mucho mejor de lo que cabría esperar.

Los gráficos tienen una inconfundible estética de 8-Bits, aunque la paleta de color es generosa, por lo que también podríamos considerarlos de la época de los 16-Bits. En general, todas las decisiones de diseño parecen influenciadas por la funcionalidad más que por el estilo visual. No obstante, el punto en el que el juego brilla a gran altura son las vastísimas opciones de customización y edición de los escenarios. Nada es completamente inflexible. Todo se puede modificar en mayor o menor medida. Hay ciertos límites, ciertas pautas, pero nada que no se pueda sortear con un poco de astucia y creatividad.

No importa que lleves 20, 30 o 100 años jugando y analizando cosas. Justo cuando empiezas a pensar que ya lo sabes todo, de repente te encuentras con lo típico, o más bien con lo atípico. Un terreno farragoso e inhóspito que tienes que aprender a conquistar. Algo nuevo y diferente, o quizá no tan diferente, pero que te hace sentirte humilde y entender que aunque lleves X tiempo jugando, todavía te quedan el doble o el triple de cosas por descubrir.

Por tanto, cómo puntuar un juego cuyo verdadero valor depende en gran parte del propio jugador? De su nivel de compromiso. De su esfuerzo e interés por armonizar el caos. De sus ganas de crear, y del tiempo que esté dispuesto a invertir en mantener su obra. En buena conciencia, no puedo dar una nota numérica para un juego así. Sólo puedo decir lo siguiente: Si eres del tipo de jugador que siente debilidad por los gráficos vanguardistas, y que prefiere acatar órdenes, aceptar misiones y cumplir objetivos… Pasa de largo. Esto no es para ti. Pero si eres del tipo de jugador que disfruta experimentando y gestionando recursos, si eres alguien creativo e imaginativo, como un artesano con una nueva herramienta, o un niño con piezas de Lego, y te diviertes explorando y organizándote en un mundo nuevo y desconocido… Dale a Terraria una oportunidad, ya que podría convertirse de la noche a la mañana en uno de tus juegos favoritos.