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Andaluces somos y andaluz hablamos

Publicado el 21 enero 2013 por Ismaelpardo @ismael_pardo
El sur es extraordinario. De hecho, si pienso en belleza, pienso en el sur, pero, sobre todo, en mi Andalucía. Es una tierra llena de pequeños paraísos, que bien pueden ser en forma de montañas nevadas, playas de ensueño o, incluso, desiertos que poco les tienen que envidiar a los de Estados Unidos. Pero, sobre todo, lo que más me gusta del sur es el andaluz y la buenísima gente que lo habla. Y la verdad es que hace tiempo que llevo pensando que, ¡jopé!, después de dos años escribiendo en estas hojas de mi diario como futuro traductor, ni siquiera les he dedicado un rato a hablar acerca de mi tierra.
Aunque prácticamente todos (los que no son andaluces, claro) se crean que hablamos igual, en realidad tenemos varios rasgos diferentes. Prácticamente toda Andalucía tiene unos rasgos generales, como el seseo o el ceceo (según corresponda), la pérdida de la d intervocálica, entre otros. Sin embargo, como vengo diciendo, no todos hablamos igual.
Hay muchísimas diferencias, tanto fonéticas como léxicas, en todo el territorio andaluz. Por ejemplo, en Málaga, si decimos que hoy vamos a comer emblanco no parece raro, aunque sí que suene, y a chino, a cordobeses o a sevillanos. Hasta a los andaluces nos pasa: yo no tenía ni idea qué significaba arrecío en Córdoba, y me impresioné al descubrir que significa 'muerto de frío'.
No os podría enseñar muchas palabras del resto de Andalucía, pero sí que os puedo acercar Málaga al mundo, al menos un poquito... y de boquilla (nunca mejor dicho). Expresiones como malaje o pechá son típicas por estos lares, que significan 'persona antipática o desagradable' y 'mucho, en cantidad', respectivamente. Si quieres llamarle la atención a tu amigo, normalmente no le dirías su nombre, sino canío, que viene de «canijo», aunque se suele usar de forma cariñosa. Al que no le tenemos nada de cariño es al terrá, que es el aire caliente y seco que quiere (y necesita) protagonismo en verano. Cuando algo nos parece que está perfecto, decimos que está perita. Hay otras expresiones, como hacerse una piarda, hocicar y tenis, que podréis encontrar en un pequeño glosario que elaboraron en Málaga Hoy.
Y no hay mejor despedida que una buena anécdota. En Málaga, en el hogar de todo aquel al que le guste el bricolaje, no puede faltar un guarrito. De hecho, mi padre tiene uno y nunca había entendido el nombre de este taladro eléctrico. ¿Por qué guarrito y no otro nombre? «Es porque el taladro está "tallado" en espiral, como la cola del cerdo», me dijo más de uno. Pero os voy a contar la verdadera historia.
La palabra guarrito viene, nada más y nada menos, que de la marca comercial Warrington, que se fue deformando desde el inglés hasta el andaluz para darnos el taladro con 'cola de cerdo' que todo el mundo tiene en casa. Algunos lo llaman también birbiquín, que también es una deformación del berbiquí español y del vilebrequin francés.
Sé que algunos seguiréis con el mismo pensamiento, el de que todos los andaluces hablamos igual, pero como demuestra el diccionario gaditano-español que nos dejó mi compañera Laeticia, no todos decimos lo mismo.
Un abrazo desde Málaga al mundo.

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