""Desde la risueña y antigua ciudad de Maienfeld parte un sendero que, entre verdes campos y tupidos bosques, llega hasta el pie de los Alpes majestuosos, que dominan aquella parte del valle. Desde allí, el sendero empieza a subir hasta la cima de las montañas a través de prados de pastos y olorosas hierbas que abundan en tan elevadas tierras"..."
Con esta poética descripción, comienza la más famosa de las obras de Johanna Spiri, que ha hecho las delicias de todos los niños del mundo durante varias generaciones: Heidi.
Tal día como hoy de 1827 nacía esta escritora suiza. Y yo, poco antes de que acabe la efeméride quiero rendirle mi pequeño homenaje.
Recuerdo los dibujos animados que ponían en la tele y recuerdo cómo me gustó, años después, leer a Heidi en braille y cómo sentí su cercanía cuando visité los Alpes austriacos.
Johanna fue una niña sensible, con enorme amor por la música, las aves y las flores de los campos alpinos y de los bosques cercanos a su hogar.
Fue la cuarta hija del matrimonio formado por el Dr. Johann Heusser y de la poetisa Meta Sebweizer. Su casa blanca, que aún se conserva, está ubicada en las afueras de Hirzel, justo cuando el terreno comienza a ascender la montaña verde. Desde la ventana del piso superior, se obtiene una vista de los pinos y del Lago de Zúrich.
Hirzel es un pequeño poblado emplazado en la verde falda de una colina. Para llegar hasta allí hay que atravesar extensos bosques de pinos; cuando estos terminan, el sendero está bordeado por árboles frutales. En la aldea hay flores por doquier, las casas son pequeñas y confortables, teniendo la mayoría de ellas una huerta y también jardín.
Su afición musical siempre fue evidente. Le gustaba mucho el piano, hasta que escuchó el sonido del arpa. Un día, cuando ella y su amiga Netti Fries caminaban por las calles de la ciudad, vieron un arpa en el escaparate de una tienda musical. Decidieron comprarla pero no tenían el dinero suficiente. Sacrificaron entonces sus ahorros, juntaron el dinero de ambas e hicieron la compra. Como no se decidían en cual de las casas quedaría guardada el arpa, llegaron a un acuerdo: la intercambiarían cada dos semanas. Así fue que Johanna cumplió uno de sus más grandes sueños: aprender ese difícil pero bello instrumento de cuerdas.
En 1870, cuando Johanna tenía 43 años, mientras Europa soportaba la Guerra Franco-Prusiana, con la intención de hacerle pasar momentos gratos a su hijo, su pluma abordó con pasión los propios recuerdos infantiles, que fueron plasmándose con maestría infinita en la vida de la niña huérfana que va a vivir a las montañas con su abuelo, el Viejo de los Alpes. Había nacido Heidi, que sería publicado diez años más tarde, en 1880, ya con el nombre de su autora.
Viuda a los cincuenta y tres años, Johanna Spyri vivió serenamente en Zúrich, escribiendo muchos cuentos sobre los niños que viven en las montañas, con sus costumbres y sus juguetes que ellos mismos fabricaban, y su continuo diálogo con los animales y los paisajes del entorno. Así, en los últimos años de su vida, entre 1886 y 1901, escribe cuarenta y ocho cuentos.
Falleció en Zurich el 7 de julio de 1901.
Para terminar, comparto la canción de Heidi y su abuelito. Con admiración y nostalgia para ella, junto a Astrid Lindgren y otros grandes de la literatura universal que tanto han hecho por sembrar en mí y en otros tantos niños del mundo, la semilla de la fantasía y la ilusión. Va por ella.
https://www.youtube.com/watch?v=l77rAJPtNKI