Y de nuevo se repite la historia, otro comienzo de año. Miro al futuro y veo doce meses en línea recta que llegarán poco a poco y pasaran más o menos rápido. En el horizonte veo lo que será de mi vida los próximos meses, si fuerzo un poco más la vista veo calor, el verano estará por ese tramo del camino...Aunque aún sea lejano sé que el final de este 2015 es el reloj de la Puerta del Sol y doce uvas que serán engullidas. Y otra vez nos veremos en el comienzo de otro año con nuestros deseos y propósitos, con esa esperanza efímera que tenemos todos los treintaiunos de diciembre y los unos de enero. A medida que pasan los días del nuevo año se esfuma y la rutina nos choca en la cara y se nos olvida eso de “año nuevo, vida nueva”. Al fin y al cabo la Nochevieja no es más que un cortafuegos sentimental en el que todos hacemos balance, recordamos todo lo que ha supuesto un año en nuestras vidas e irremediablemente nos damos cuenta de que tras todo lo vivido ya no somos los mismos. Cada experiencia nos ha ido moldeando, algo que echar al equipaje y no solo recuerdos, también lecciones y palos. En ocasiones hemos tenido que dejar cosas atrás para poder avanzar y sobre todo hemos derramado lágrimas de todo tipo: las de pena, las de impotencia, las que no tienen un motivo aparente y por supuesto, las mejores, las de risa.Nos podemos engañar o decidir si queremos que el nuevo año suponga un cambio en nuestras vidas, pero tras las campanadas la vida sigue, seguramente parecida a la de diciembre. A lo mejor sería más acertado dejar los propósitos de año nuevo para septiembre, simboliza un comienzo más real que el de enero. Comience cuando comience tu deseo de cambio en algún aspecto de tu vida, recuerda que nunca es tarde, que los objetivos cuanto más a corto plazo mejor y que pase lo que pase no nos olvidemos de disfrutar de los pequeños detalles: un paseo, una buena merienda, un abrazo, un encuentro, una tarde en familia, una noche de amigos, un rato de risas...Sin lugar a dudas, uno de mis propósitos para este 2015 es encontrar lo extraordinario en lo cotidiano.La vida sigue y seguiremos dividiéndola en partes de 365 días. Asegúrate de llenar cada día de vivencias que merezcan la pena. Que puedas mirar al pasado y recordar, sonriendo (y que no tengas que arrepentirte de casi nada) y que puedas mirar al futuro y tengas fuerzas e ilusión para seguir caminando, reinventando tus sueños, apoyándote en los tuyos y derrochando alegría. Ojalá hoy seas feliz con tu presente, el 2014 me ha enseñado que la felicidad no se puede posponer, aunque a veces la vida sea caprichosa y muchas circunstancias no dependan de uno. Nunca sabremos que nos deparará la vida, arriesga y vive. Que merezca la pena.Os deseo un gran 2015, que sepáis llenarlo de vida.
“Sé feliz en un instante. Este instante es tu vida.” Omar Khayyám