Revista Diario

Años

Publicado el 16 enero 2012 por Karmenjt

Anoche pensaba antes de dormirme que hoy sería un año más vieja, con ese absurdo pánico que nos dan los números, y que el tiempo, a pesar de nuestros inútiles esfuerzos de detenerlo, sigue transcurriendo, dándonos esa desasosegante impresión de que nuestra edad mental no se corresponde ocn la imagen que el espejo nos devuelve.

Porque hay veces que se me olvida y cuando me miro al espejo la imagen que veo reflejada es la mía, la de siempre, la que mi cerebro tiene grabada como una foto fija, más allá del pelo, del maquillaje… soy yo. Pero otros días… esas bolsas, las ojeras, la piel triste y apagada… no sé que ha pasado con ese yo triste que tengo en frente, mirándome, tan incrédulo como yo.

Es una pena que nuestra cultura haya llevado el culto a la juventud a los límites actuales donde la palabra envejecer casi se ve como un fracaso personal. Nunca se persiguió el ideal de la eterna juventud de una manera tan patética como ahora. Hombres y mujeres que se inyectan sustancias paralizantes para intentar detener el tiempo en sus caras y lo único que consiguen es inmovilizar su gesto hasta parecer máscaras grotescas, cremas y unguentos prometiendo resultados completamente imposibles. Rostros y cuerpos perfectos y tersos en las pantallas, recordándonos lo efímero de ese momento y que nosotros ya lo hemos pasado.

Dentro de unos años podremos ver octogenarias con las caras parcialmente arrugadas dependiendo de los tratamientos y las tetas siliconadas rompiendo todas las reglas de la gravedad, lo que producirá unos contrastes como mínimo curiosos, por no decir otra cosa.

Y la paradoja es que nuestro primer mundo envejece, que la mayoría de la población sobrepasa los 40 años, lo que no es ser viejo, pero tampoco un quinceañero. Ante esa realidad, tenía la esperanza de que la publicidad, ese gran gurú que mueve modas y tendencias, se orientaría hacia ese espectro de la población más maduro, con más poder adquisitivo que los adolescentes y ganas de gastarlo, con lo que eso de cumplir años se dignificaría, la experiencia sería un valor a tener en cuenta y nos orgullecería cumplir años, en vez de darnos verguenza enseñar el dni, por la foto y por la fecha de nacimiento.

El caso es que últimamente hay cosas que están empezando a tener menos importancia para mi, solo la justa, y una de ellas es la edad. Con un poco de suerte me queda media vida por vivir, espero que sea como mínimo tan intensa como lo ha sido la primera mitad, y me da la impresión que va a ser mucho mejor.

Pero no me pregunteis cuantos cumplo, que todavía lo estoy asumiendo.


AÑOS AÑOS AÑOS


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