A mí me empiezan a entrar dudas cada vez que tú revelas una convicción inamovible. Luego, si manifiesto mi certeza, tú vacilas desmoronando cada argumento. Así transcurre nuestra vida: cuando me muestro triste, te invade una algazara que rompe mi silencio; y en los momentos en que te encuentras exhausta, yo siento un rebrote de energía. Si me acerco, te alejas; si estoy saciado, tú tienes hambre; sí..., no... ¿No sé cómo podemos estar juntos?, te pregunto. ¿No sé cómo podríamos estar separados?, me respondes.
NiñoCactus