No me gusta la actitud displicente de quienes, ante lo impresionante de un logro, borran las injusticias o vilezas del proceso de construcción. Me puede apenar la ingenuidad de quienes simplemente ignoran, y no tienen recursos para dejar de ignorar. Pero cierto dejo de prepotencia en muchos de quienes exhiben lo que brilla, como si nada más importara, es verdaderamente molesto.
¡Vaya! Que antes de aplaudir a la economía China, hay que considerar la situación de los trabajadores por allá. Antes de aplaudir las posibilidades de desarrollo en Estados Unidos, hay que notar el papel de la guerra en su construcción de posibilidades. Antes de aplaudir la magnificencia de los grandes corporativos, hay que analizar la ética de sus prácticas. ¡Antes de aplaudir a los millonarios mexicanos, hay que revisar la historia de sus fortunas, y su relación con la situación del país!
Yo digo.
Silvia Parque