No es una orden, es casi un ruego.
Mírame y no apartes la vista.
Nunca me fiaré de alguien que no me sostiene la mirada.
Cada vez que pestañeas no puedo evitar lamerme los dientes.
Cada vez que siento que me miras de reojo, me muerdo el labio y tú como castigo endureces la mirada.
Siempre tan desafiante, tan excesivo; el reflejo de aquello que se odia, se admira, se rehuye y se desea con miedo.
Tan diferentes, tan iguales, tan perfectos que a la fuerza debemos acabar el uno con el otro. Y será para siempre.
Tú lo sabes y yo también.
Pero no dejes de mirarme y sonríe para mí.
Hazlo rápido, antes de que me canse y apague la luz.
Ven y refleja aquello que solo tu puedes ver.
Sé que conoces muchas cosas que me muero de ganas que me descubras.
Sé que sabes que tu existencia es más que una obsesión para mi.
Del mismo modo que sabes que no pienso parar hasta que me odies a muerte por quererme.
Pero por favor, no dejes de mirarme así.
Pd: Muchísimos ojos en un mes han pasado por aquí y me han mirado. Eso es que se esta corriendo la voz. Y si más desnuda que de ninguna otra forma posible me queréis ver, suerte.