Empieza septiembre y se me agarrota un poquito el alma de pensar en la vuelta a la rutina. Adiós a esas largas noches de terracita, goodbye a remolonear en la cama hasta las tantas, auf wiedersehen a las siestas en la playa. Es curioso como en estas épocas estivales el tempus fugit más que nunca, y aquello que llevas todo el año esperando se te escurre entre los dedos como la fina arena del reloj.
Sin embargo, no todo son malas nuevas, porque la etapa de septiembre a Navidad también tiene un montón de atractivos que hacen la rentrée más llevadera: reencontrarse con los amigos del curso o los compañeros del curro (sólo si te caen bien), se reactiva la programación de la tele y por fin comienzan a emitir cosas decentes, vuelven las series buenas y, lo mejor de todo, colecciones de otoño en todas las casas cosméticas (sin ir más lejos creo que en breves sale a la venta Indulge, el último retoño de nuestra adorada MAC).
Además, por lo menos en el País Vasco, el clima es bastante propicio y, aunque vuelven de nuevo esos odiosos chaparrones apocalíticos, las temperaturas todavía son moderadas, los días relativamente largos y el sol aún asoma de vez en cuando.
Por eso, auguro que todavía le quedan muchos usos al producto que os enseño hoy en este post y que ha sido el Descubrimiento Absoluto de este verano, la base de maquillaje Terracotta Skin de Guerlain.
Como muchos de los productos de la línea Terracotta, esta base venía originariamente en dos tonos, 01 blondes (rubias) y 02 brunettes (morenas) pero hace poco añadieron un tercer tono aun más claro, el 00 Nude que es el que yo adquirí y el que recomiendo para las que se broncean con el flexo de estudiar (Nw15-25). Además, aunque es un producto de precio desorbitado en tienda (50 euros aprox.) se encuentra con relativa facilidad online y en sitios como PerfumesClub o Bodybell lo podéis encontrar mucho más asequible. Yo opte por comprarlo en Primor, porque me salía a 33 euros y sin GE, aunque ahora lo he buscado y ya no parecen tenerlo.
Por otra parte, no sé ni cómo empezar a describiros el producto aunque lo que sí os puedo anticipar es que, en cuanto lo probé supe que había acertado. Se trata de una base super ligera y transparente, con una textura un poco mousse y con un intenso aroma a lo que en Internet se describe como violetas (a mi me huele a colonia de señora mayor, pero me encanta). En cuanto te lo aplicas, se nota la diferencia de textura con cualquier otra base convencional, pues tiene casi esa textura sedosa y ligera de un primer.
Y lo mejor no es eso, sino el acabado precioso que deja en la piel. Al ser un producto solar sube un poquito el tono propio de la piel pero queda absolutamente natural y mimetizado con el tono de cada una. Además, al ser ligera, la piel parece no ir maquillada aunque se nota como un efecto "embellecedor" en el acabado, a caballo entre jugoso y mate. Creo que si lo tuviera que definir, satinado, es el adjetivo que más se le acerca, aunque es quedarse un poco corta a la hora de explicarlo. Digamos que es tu misma piel pero, simplemente, mejorada.
Por último, para hablar un poco de maridaje, os comentaré que me parece que es un producto que combina a las mil maravillas con el Lisse Eclat Minute Autobronzant del que os hablaba a principios de verano. Por supuesto, como no hay dos sin tres, yo suelo rematar el maquillaje con unos brochazos de los polvos solares Guerlain Terracotta, otra de las joyas de mi colección a la que le tengo especial cariño porque fue un regalo de mi amiga Puk.
Ya sé que todo el maquillaje solar del mundo no va a a frenar la inexorable venida del invierno (sino que se lo pregunten a Eddard, Robb o Catelyn) pero, al menos, un toque de color nos ayuda a enfrentarnos al nuevo curso con el recuerdo del verano sobre nuestra piel.
Un besito y hasta pronto!
Os recuerdo que estoy de sorteo, ¿os habéis apuntado ya?