Revista Literatura
Antofagasta: Qué bueno que es pasar de moda.
Publicado el 18 marzo 2011 por HsdAl llegar a la estación. Bienvenidos a Antofagasta, tenemos toda la honda del mundo, y esta noche un Tsunami. ¡Ups!
Bueno son cosas que pasan, tuvimos que irnos a la zona de seguridad y no había mucho ambiente de fiesta pero, bah... ya pasará. Ya mañana nos olvidaremos. Porque así es: y es que tenemos toda la honda del mundo.
Y a pesar de que acá como en tantos otros lugares, estos desastres (o amenzas de desastres) se olviden con toda la frivolidad y con toda la honda del mundo, quizás haya una esperanza de sacarle provecho al Tsumani, como lo hacemos acá con nuestras tablas de surf, a tanta ola que viene.
Esta lecciones especializadas de como surfear la gran ola tiene nombre propio. Este fin de semana, por ejemplo, hay una fiesta con Tranceluz, inaguración de rampa skate y cama elástica parkour, Poupin 1164.
Y aunque parece otra pildorita para olvidar los Tsumanis, en esta fiesta no hay alcohol ni nada por el estilo, e igual bailan y ríen. Se puede ser feliz sin ponerse tonto.
Justamente se empieza por ello, por conservar la lucidez y no pretender olvidar el Tsunami con droguita nocturna. Más bien al contrario saber que siempre hay un Tsunami; porque aunque ese día no vino el Tsunami de igual manera alguien seguramente sí se murió. No por el Tsunami sino por cualquier otra causa. Lo que quiere decir que hay un Tsunami no anunciado y constante sobre todos, tengan o no tengan toda la honda del mundo.
Y dónde esta la zona de seguridad para este otro Tsunami, cómo empezar desde ya la fiesta que ningún Tsunami pueda borrar?
Los habitantes de esta casa en Poupin, conocen la respuesta, ya lo vieron y lo quieren compartir. El asunto es que te hacen la mejor fiesta pero al mismo tiempo no están ni ahí, ellos ya saben (de la mano de los santos) como es la cosa, conocen algo que te sonara raro, conocen incluso: lo bueno que es pasar de moda. La noche del Tsunami un tipo gritaba por las calles: todos pal cielo todos pal cielo, la gente se reía, le querían creer, lo único malo es que inspiraba poca confianza, el tipo estaba bien borracho.